“San Martín es un club para jugar toda la vida”. A poco de llegar a nuestra provincia, Franco Meritello reveló aquellas palabras de su amigo Brian Andrada instándolo a aceptar el ofrecimiento que le había hecho el “santo”. Ese relato dejó en claro que Andrada es feliz en San Martín y que daría cualquier cosa por quedar en la historia grande de la institución.
El volante sonríe a cada paso, disfruta de cada uno de los entrenamientos, del tiempo junto a sus compañeros, de los hinchas que lo paran por la calle para pedirle una foto y de La Ciudadela; ese estadio que lo sorprendió por televisión y que lo enamoró cuando lo pisó por primera vez. “San Martín siempre me gustó, siempre lo seguí. Tuve ex compañeros que me contaron lo que se siente jugar acá y quiero vivirlo”, había declarado en junio de 2022, poco después de firmar el contrato. “Estoy muy feliz en este lugar”, dice hoy, ya con algunos meses sobre el lomo, con un brillo en los ojos que revelan que esas palabras le salen desde lo más profundo de su ser.
Pese a que en la recta final del año pasado no había podido aportar lo que hubiese querido, Andrada nunca bajó los brazos. El poco tiempo en cancha que tuvo y el rendimiento de un equipo que fue cayendo en picada fueron el combustible para buscar revancha. Y la llegada de Iván Delfino, el guiño que necesitaba y que espera sea el inicio de algo muy bueno.
Desde los partidos de pretemporada, el DT lo ubicó como volante por izquierda y le dio la confianza que estaba necesitando tras un semestre en el que sus oportunidades se habían contado con los dedos de una mano.
Y los primeros juegos de la nueva temporada arrancaron con todo para él. En Río Cuarto tuvo una chance clarísima para gritar su primer gol vestido de rojo y blanco, pero el toque sutil ante la salida de Joaquín Bigo encontró la base del palo. ¡Qué dolor! Y como si eso fuera poco, el sábado cuando el “santo” aún perdía contra All Boys tuvo un mano a mano perfecto, pero el arquero Lisandro Mitre le ahogó el grito. “Esas dos chances hicieron un clic dentro mío. Cuando fallé contra All Boys me dije ‘no puede ser que me pase esto, tengo que hacer un gol’”, relata lo vivido durante casi ocho minutos, el tiempo que pasó entre la oportunidad perdida y su primera conquista en San Martín.
Los dos mano a mano errados daban vueltas en la mente y lo ponían contra las cuerdas justo cuando el físico comenzaba a bajar tras un esfuerzo descomunal en el ida y vuelta por la izquierda en una cancha “pesada”. Tal vez eso lo metió como una exhalación al área visitante cuando Claudio Pombo le puso tiza a su botín para lanzar el centro cerrado que Andrada transformó en el 1-1 parcial.
“En esos tiros libres siempre me quedo esperando el rebote; pero yo quería meter un gol. Estaba enfocado en eso. Por eso, cuando salió el centro corrí a buscarlo con mucha confianza. Logré desviar la pelota y…”, su silencio dice más que mil palabras.
El éxtasis tan buscado
Ni bien la bola besó el costado lateral izquierdo del arco “albo”, Brian corrió alocadamente. Saltó los carteles publicitarios y se colgó del alambrado de cara a su gente. Lo gritó con todas sus fuerzas, se abrazó con el que se le puso delante y sonrió, claro. Su marca registrada no podía faltar en el momento más soñado.
“La verdad es que siempre me sentí bien, incluso cuando las cosas no salían como esperaba”, dice Andrada. “Siempre trabajé con todo buscando crecer día a día”, agrega.
Pero el tanto que le permitió al “santo” nivelar las cosas en un duelo que se había complicado de manera inesperada y que, además, le dio la chance de ir por todo, fue una “bomba” de éxtasis y placer para el nacido futbolísticamente en Gimnasia y Esgrima La Plata. “Al gol lo venía buscando. Siempre quise marcar con esta camiseta y más en esta cancha. Gracias a Dios se me pudo dar en esta oportunidad”, revela.
Justo All Boys tenía que aparecer en su camino. Su último gol, jugando para Gimnasia de Mendoza, databa del 13 de marzo del año pasado contra el “albo”; también para poner el 1-1 en ese duelo. “Venía trabajando con muchas ganas de vivir este momento. Estoy muy, muy, contento”, sentencia Brian, ese que es feliz en Bolívar y Pellegrini y que no piensa parar hasta conseguir lo que todos los hinchas quieren.
En recuperación
Ismael Quilez y Matías Quiroga -lesionados- habían quedado marginados del partido contra All Boys. Están mejor, aunque no es seguro que puedan estar a disposición del DT para el partido contra Nueva Chicago. En tanto, Pío Bonacci superó un problema gastrointestinal y está listo para jugar,
Juez confirmado
Juan Pafundi fue designado para dirigir el duelo del lunes, desde las 19.05, contra Nueva Chicago. Estará acompañado por Mariano Rosetti y Lucas Ripoli como asistentes; mientras que el cuarto árbitro será Ariel Cruz. Pafundi dirige la Primera Nacional desde 2021 y arbitrará por primera vez a San Martín.