El testimonio más relevante de la jornada fue el del médico Adrián Tula Rizo, quien realizó la autopsia del cuerpo de José Alejandro Gómez, el cuidador de una finca de La Marta que murió asfixiado el 14 de noviembre de 2019 cuando unos asaltantes lo ataron y amordazaron. El profesional fue cuestionado por la Fiscalía por que en su informe expuso que no se habría tratado de una muerte violenta, algo que luego los sanitaristas forenses, Raúl Afur y Juan José Farías Sánchez, contradijeron cuando fueron convocados para una junta médica y analizaron las fotos de la autopsia.
Por este homicidio están imputados Antonio Ismael Sánchez (36 años) y José Ramón Rojas (29 años). El primer acusado llega a juicio no sólo por este hecho sino porque habría participado también de los crímenes del comerciante de Tala Pozo, Damián Florentino Gómez (78 años), y el del productor de La Ramada de Abajo, José Porcel, ocurridos meses más tarde.
El lunes Afur y Farías Sánchez argumentaron que los órganos del cuerpo aún eran reconocibles y que la descomposición no había llegado aún a dañar considerablemente los tejidos. También aseveraron que la causa de muerte fue una asfixia que le causó gran sufrimiento a la víctima, por lo que se trataba de una muerte violenta. Esto era muy contradictorio a lo que indicaba Tula Rizo en su informe autópsico.
“En el examen externo sólo se podía apreciar que el hombre tenía como ataduras en las manos. No presentaba lesiones que le pudieran haber causado la muerte. Sí presentaba un corazón más grande de lo normal, parecía tratarse de una persona con una afección cardíaca”, señaló Tula Rizo en su exposición de ayer.
El profesional reconoció que, si la muerte fue por asfixia, entonces sí podría decirse que se trató de una muerte violenta, pero aclaró que el estado de putrefacción del cuerpo no le permitió llegar a esa conclusión. La fiscal Estela Giffoniello le expuso al testigo las fotos de la autopsia al igual que a los demás médicos, pero el argumento no convenció a la investigadora, que pidió que se realice un careo entre los tres galenos. Hubo defensas que se adhirieron al pedido, incluso el abogado Hernán Molina solicitó que se realice una nueva junta médica; temas que el tribunal evaluará. “El hecho seguro fue violento, pero no encontré signos claros para asegurar que se haya tratado de una muerte violenta y no de una natural. A lo mejor estuvo mal expresado decir que fue una muerte no violenta, quizás debí expresar que no pude determinar cuál fue la causa de muerte”, concluyó Tula Rizo.