Con una modalidad poco habitual, comenzó el juicio contra los acusados de integrar una banda que habría cometido tres crímenes en localidades rurales de Burruyacu. Las víctimas fueron el mecánico José Antonio Gómez (68 años), cuidador de una finca de La Marta; Damián Florentino Gómez (78 años), quien atendía una despensa de Tala Pozo; y el productor agropecuario José Porcel (80 años).
Según la acusación, en los hechos estaría implicado Antonio Ismael Sánchez (36 años); además llegan imputados por haber participado en al menos uno de estos crímenes José Ramón Rojas (29 años), Juan Alfredo Acosta, Marcelo Bernardo Alderete y Pedro Orlando Reynaga.
El tribunal integrado por los jueces Stella Maris Arce, Guillermo Puig y Patricio Prado consideró que la mejor manera de desarrollar este juicio, en el cual se compilaron tres causas, sería segmentar las acusaciones. Por esa razón ayer se leyó exclusivamente la acusación contra Sánchez y Rojas por el crimen de José Antonio Gómez. Sólo esos dos imputados se presentaron ante el tribunal y tuvieron la posibilidad de declarar sobre este proceso y sólo se le tomó juramento a los 15 testigos que declararán para esta causa.
Crimen en La Marta
Según la acusación, el 14 de noviembre de 2019, Sánchez y Rojas violentaron la puerta de madera de una finca ubicada sobre un camino vecinal de la ruta 321, en el paraje de La Marta. Cortaron la electricidad de la vivienda y se toparon con Gómez, a quien ataron con cables y amordazaron con una tela celeste. Esa mordaza le dificultó respirar, causándole un sufrimiento desmedido que lo llevó a la muerte. Habrían hecho esto para poder llevarse un celular, dos linternas y dos machetes de esa vivienda.
La víctima fue encontrada al día siguiente sin vida. El cuerpo estaba tendido a la intemperie y expuesto al sol de noviembre.
El ministerio Público Fiscal, representado por la fiscal de Cámara Estela Giffoniello los imputó por robo en despoblado y homicidio agravado por ensañamiento y criminis causae.
El tribunal invitó a declarar a los dos acusados. Rojas, fue consultado primero por las lesiones que presentaba en el rostro. “Tuve problemas con el Servicio Penitenciario. Estoy así desde el martes”, manifestó. Luego se leyó su declaración en la cual negaba el hecho que se le atribuye y sostenía no tener antecedentes. Sí reconoció que conocía a Sánchez.
Sánchez reconoció que está imputado en tres homicidios pero se abstuvo de declarar sobre el hecho ante el tribunal. Se leyó su declaración de instrucción en la que negaba los hechos y decía desconocer por qué podía haber ADN suyo en la escena del crimen.
Testigos
Gómez era de Buenos Aires y no tenía familia en nuestra provincia. Quizás José Orlando Nieva (60 años) fue una de las personas que más llegó a conocerlo. El hombre, que trabaja con cultivos de caña, fue citado a declarar y, como quien cuenta una anécdota ante el fogón, relató una larga historia sobre cómo se vive en el campo. Explicó que Gómez vivía en otra casa de la zona, pero que luego lo llamó para que se mudara a su casa y le cuidara la finca cuando él saliera a trabajar (a veces volvía a los dos días). Al tribunal le costó lograr que el testigo respondiera sólo lo importante, sin que se fuera por las ramas.
“El día del hecho me fui a Los Ralos a cortar el pelo y luego a la capital a comprar una camisa porque tenía un cumpleaños el sábado... A las 20 llamé a Gómez y no me atendió, imaginé que estaba tomando. A las 23 volví a llamar y el teléfono ya me daba apagado, como al vecino más cercano lo tengo a más de un kilómetro esperé hasta el día siguiente, pero en la mañana me llamaron para decirme que lo habían encontrado muerto”, dijo en resumen. También explicó que cuando regresó a su casa vio todo revuelto. Los ladrones podrían haber estado buscando $ 70.000 que no encontraron.
Otro testigo, Gregorio Goitea, contó que La Marta es un “lugar desolado” y que esa noche fue a buscar a Nieva y no lo encontró. Tampoco a Gómez. “Pasé en la camioneta y un desconocido me dijo que Nieva había salido. Era raro que hubiera un forastero a esa hora, en medio de la oscuridad. Estaba con mi hija y preferí irme. La verdad sólo atiné a contarle la situación a Nieva y no llamé a la Policía”, señaló.
Ambos hombres plantearon que Dios o el destino los alejó esa noche de esa casa. “Estuve a punto de volverme pero decidí quedarme a dormir en casa de mi madre. No sé si yo estaría aquí hoy si me volvía esa noche”, indicó Nieva, que agradeció varias veces a San Roque y se despidió con un apretón de manos a cada uno de los jueces.
Ayer además declararon los médicos Raúl Roberto Afur y Juan José María Sánchez, quienes explicaron que la víctima tuvo una muerte violenta. “El hombre estaba consciente. Sabía que se estaba ahogando con la mordaza, sabía que estaba muriendo, y una asfixia así es una muerte que toma tiempo”, remarcó Afur.