Un punto es un punto. ¿Será el inicio de la recuperación? El empate 1-1 con Platense en Vicente López tiene el inocultable efecto benéfico de cortar la sangría de derrotas y de sacar del último lugar de la tabla de la Liga Profesional a Atlético Tucumán.
Esa pelota impulsada por Marcelo Estigarribia a los 63 minutos que ingresó al arco erráticamente, casi en cámara lenta, posee el mérito indiscutible, además, de otorgarle mayor tranquilidad a Lucas Pusineri para que siga trabajando. Necesita dotar a este nuevo equipo de la identidad que tuvo el que lo precedió.
Y si bien no hubo una actuación demasiado convincente, el “decano” mostró la reacción de la que había carecido al encontrarse en desventaja ante Boca y, sobre todo, frente a Talleres. Y por fin pudo gritar un gol oficial en este 2023.
Por cierto, perder a orillas de la General Paz en este sábado tórrido hubiera representado un golpe demasiado duro (además de inmerecido) para Atlético.
Porque el “calamar” es un rival que llegaba motivado por su victoria ante Independiente y su invicto, pero que no deja de contarse entre los más modestos del torneo. Ahora, ya hace seis partidos de Liga que no gana en el “Ciudad de Vicente López”.
Es cierto también que el “decano” pudo y quizá debió haber sumado de a tres. Especialmente porque después de la igualdad el anfitrión mostró sus limitaciones. E incluso jugó los últimos 15’ y pico con un hombre menos por la roja al paraguayo Miguel Jacquet.
Antes de ese empate que pudo devenir en victoria hubo una hora de juego en la que pasaron cosas. Una importante antes del inicio incluso. Porque era necesario y Pusineri lo hizo: metió mano en la alineación titular de manera prometedora, detectó dos problemas que buscó solucionar con dos ingresos.
Con Adrián Sánchez, Guillermo Acosta se sienta más acompañado en la contención. Con Ramiro Ruiz Rodríguez, que el equipo tenga la explosión de la que venía careciendo.
¿Funcionó? Parcialmente. Porque el “decano” creció en dinámica agresiva, aunque le costó mucho estar fino en los metros finales.
Alternativas
En el primer tiempo, apenas si hubo un cabezazo de Hernán de La Fuente que dio en el travesaño. Y lo promisorio duró poco. Hasta que Jonathan Cabral metió la pata (la mano) al marcar a Franco Baldassarra en el área y Mauro Quiroga burló a Tomás Marchiori con clase desde el punto del penal.
La pregunta pasó a ser otra: ¿tendría Atlético la fortaleza mental y la lucidez futbolística para emparejar/dar vuelta un resultado adverso?
La tercera fue la vencida. Esta vez tuvo los atributos para buscar y, a diferencia de lo sucedido ante el “xeneize” y la “T”, logró plasmar en la red rival y enderezar el destino.
Platense disparó una única vez al arco en la etapa inicial y tuvo cien por ciento de efectividad. ¿Demasiado pobre? Puede ser. Pero Martín Palermo siempre ha sido un tipo pragmático, como jugador y ahora también como entrenador.
El primer cuarto del complemento se fue sin pena ni gloria, sin aviso de que algo estuviera por suceder con inminencia.
Sin embargo, ese remate de “Triple R” que se desvió y que quedó en poder de Estigarribia para que este con un poco de fortuna venciera a su ex compañero en San Martín Ignacio Arce hizo justicia a un partido de trámite pobre.
A Atlético le sirvió para “salir de zapatero”, para sumar un punto que pretende ser un primer paso hacia la deseada reconstrucción a la que aspira Pusineri.