De los ocho condenados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, cinco recibieron la pena de prisión perpetua. Ellos son Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, y Luciano y Ciro Pertossi.
Los cinco fueron considerados coautores penalmente responsables por los delitos de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal con lesiones leves.
Mientras, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, como partícipes secundarios, fueron condenados a 15 años de prisión.
Ahora, el interrogante es a cuántos años equivale la prisión perpetua que recibieron los cinco jóvenes condenados este lunes en los Tribunales de Dolores.
Según el Código Penal de la Nación, las personas condenadas a prisión perpetua pueden acceder a la libertad condicional luego de cumplir 35 años de pena y, si se cumplen ciertas condiciones (como no volver a delinquir), la pena se extingue 10 años más tarde.
Sin embargo, las reformas de las últimas dos décadas establecieron un listado de delitos (como los homicidios agravados, entre otros) que no tienen acceso a la libertad condicional, la única vía de excarcelación para quienes tienen penas perpetuas.
Actualmente sólo tres delitos con pena de prisión perpetua no están excluidos del acceso a la libertad condicional: los que penan a quienes atenten contra la seguridad de la Nación, los de traición a la patria y el delito de desaparición forzada en sólo uno de sus tipos penales.
“Estos únicos casos de delitos cuya pena no será realmente perpetua, en la Argentina, son realmente excepcionales. No hay condenas vigentes en la actualidad por delitos de traición a la patria”, señaló un informe del Instituto de Estudios Jurídicos de Ejecución Penal de la Universidad de Palermo. Y añadió que desde el retorno de la democracia hubo un sólo caso de desaparición forzada y no se impuso pena perpetua.