No fueron centenares sino miles de espectadores los que pagaron sus entradas cuando se estrenó en esta ciudad. “Sabíamos que venía bien, pero no imaginábamos lo que ocurrió”, le cuenta a LA GACETA Roberto Abdenur, responsable del cine Atlas.
La realidad del cine era muy distinta cuando se estrenó en febrero de 1998 “Titanic”; por ejemplo, las salas de Yerba Buena no existían.
La película se proyectó, también, en el Candilejas (Mendoza al 800, cerrado en diciembre de 2007). Pero llamativamente no lo hizo el Majestic (que cerró en 2008).
“Titanic” cumple 25 años y fue un fenómeno de taquilla hasta que la destronó “Avatar” en los miles de millones de dólares de recaudación. El drama protagonizado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet durante 12 años fue el más taquillero de la historia porque llegó a recaudar más de U$S 2.000 millones. Pero fue el mismo director, James Cameron, con “Avatar” que superó ese récord.
Cuando se estrenó, LA GACETA tituló la nota “Un film épico, romántico y veraz” y el comentario (sin firma) la calificó de “muy buena”.
“Se esperaba que anduviera bien, pero no en los niveles que se transformó la película. Fue una sorpresa”, señala Abdenur, el único propietario de salas que quedan en el centro. Recuerda que un sábado debió proyectar un segundo trasnoche, a las 3 de la mañana. Y a sala llena. Lo cual no es poco para una realización que se extendía por más de tres horas.
El jueves regresa a los cines en una versión remasterizada en 3D HDR y alta velocidad de cuadro.
Una escena criticada
Más allá de que una multitud de jóvenes disfrutaba con la presencia de Leonardo DiCaprio en la pantalla, porque ya lo conocían con “Romeo y Julieta”, lo cierto es que su vida y la de Kate cambiaron definitivamente desde entonces.
Gran parte del público le reprochó al director de la película una de las últimas escenas, cuando Kate deja afuera de la tabla a Leo. Tanto fue así que Cameron admitió en un documental que “se realizó un estudio científico para acabar con todo este asunto, hemos hecho un exhaustivo análisis forense. Usamos a dos dobles que tenían la misma masa corporal que Kate y Leo y les pusimos sensores por todas partes y los metimos en agua helada para comprobarlo”, contó el director sobre ese trabajo, que estará disponible en National Geographic.
Testimonios
“Fui a la segunda función del Atlas con mi tía y mi hermana. Tenía 16 años y en esa edad guardaba hasta los tickets. Me encantó el final, pero a los cinco minutos ya me parecía muy buena. Luego me harté por los comentarios de la gente en la escuela, todo el día con ese tema”, relata Manuel Carlino. “La historia tarada de ellos no me interesó; había momentos de tensión como cuando la madre hacía dormir a los chicos y a los viejitos. Me impresionó cuando queda vertical la mitad del barco y la gente se cae como en un precipicio y se van golpeando”, añadió.
“La verdad es que fui a ver cómo Cameron partía ese barco. Para la época fue increíble. Fui por los efectos, pero me enganché con la historia. Es un buen ejemplo de cine como espectáculo”, dice Pablo Schembri. El director asistió a la sala del Candilejas, cuando ya se había enamorado del cine con “Blade Runner”, en los 80.
Historia de amor
A Lorena Espeche no la atraía ese tipo de filmes, pero fue para hacer compañía, con un grupo de amigas, al Atlas. “Me pareció larga de más”, dice. Miryam Leguizamón también fue a verla, pero en el Candilejas. “Fui a ver la historia, y me encantó la reconstrucción del mobiliario, del arte en el cine, y todas esas cosas”, le cuenta a este diario.
“Sí te confieso que se necesita un Di Caprio en la vida. Que te proteja y se juegue, toda la escena de cómo él piensa en salvar a Rose y salvarse me pareció lo mejor (o sea el quiebre del barco ) y ellos agarrados a la baranda, esa escena es muy simbólica, cómo sobrevivir cambiando de posiciones y depende de cómo te agarrés”, sintetizó Carina Fraszczak, que de niña había visto una especie de documental en blanco y negro sobre la historia, y que le resultó traumático porque narraba una historia verdadera donde murió muchísima gente. “Pero nunca esperé encontrar una historia de amor, en el medio, y menos que sea tan de película; eso hacía que todo lo relacionado al accidente pase a segundo plano y la historia sin final feliz termina narrada como un feliz final donde el amor y el recuerdo por una persona se revive a través de los años y el encuentro de los restos del barco. Fue una sensación amarga, pero llena de realismo donde la muerte de Di Caprio resume todas las otras”, interpreta la productora.