42 años después, “Paty” Altamirano podrá ser despedida
Cuando se rescató un cuerpo en el Cerro Mercedario, el nombre de Marta “Paty” Altamirano empezó a resonar; la andinista tucumana falleció allí en 1981. Ayer sus hermanos reconocieron en San Juan sus pertenencias. Hoy, sería su cumpleaños. “Ya puede descansar en paz”, dijo su hermana Corina a LA GACETA
Las últimas personas en verla con vida aquel 27 de marzo de 1981 fueron su hermana Corina y el andinista Sergio Bossini. Los tres habían viajado a San Juan para realizar el ascenso a la cumbre del Cerro Mercedario. Y todo iba bien, pero en un abrir y cerrar de ojos, Marta “Paty” Altamirano se resbaló y cayó a un precipicio. Falleció, y su cuerpo no pudo ser bajado de la montaña. Se hicieron dos expediciones para encontrarla, pero fue imposible. Hasta ahora. El cuerpo rescatado del cerro la semana pasada es suyo. “Apenas nos empezaron a mostrar todo (los elementos recuperados), supe que era ella”, dijo ayer su hermana Corina a LA GACETA, y suspiró aliviada: “ya está, puede descansar en paz”.
La sospecha estaba, pero hacía falta una confirmación oficial. Cuando empezó a circular la información de que un grupo de montañistas había encontrado un cuerpo en la cara sur del Mercedario, el nombre de la tucumana (oriunda de Yerba Buena) empezó a circular. Al parecer -y según los registros de algunos clubes privados de andinismo- el único cuerpo de una mujer nunca recuperado de ese cerro correspondía a Paty. Aun con esa información, el miércoles pidió cautela el fiscal Iván Grassi, a cargo de la causa. “La certeza la va a dar el examen de ADN”, dijo en conferencia de prensa.
Y así es. Se hará el examen de ADN, pero ya está todo dicho. “Es mi hermana”, confirmó emocionada Corina a LA GACETA. Lo que pasa es que ella y sus tres hermanos llegaron ayer a San Juan para realizar el reconocimiento del cuerpo. Temprano se reunieron en el Laboratorio y Morgue Judicial de San Juan. Allí los recibió Grassi. “Nos explicó cómo iba a ser el procedimiento -relató-; cuando entramos (a la sala de reconocimiento) nos fueron presentando las prendas que usaba mi hermana y pudimos reconocer casi todo. Estaban en estado de deterioro, incluso algunas cosas habían cambiado de color, pero eran suyas”.
Un accidente
Corina era la persona más indicada para reconocer los elementos que estaban con su hermana, ya que la acompañó en la travesía. Además de esa expedición, ella y Paty ya habían coronado otras cumbres y habían recorrido varias montañas. Este era solo un desafío más, que la joven (de 20 años en aquel momento) estaba muy contenta de enfrentar. “Estaba tan feliz de estar allí... Cuando íbamos subiendo la pared sur del cerro, que es re difícil, en un momento ella se dio la vuelta, abrió los brazos, vio el paisaje y dijo ¡gracias Dios mío!”, recordó hace unos días su hermana en contacto con LA GACETA.
Lo que le pasó a Paty fue un total accidente. “Estábamos ya a 6.000 metros aproximadamente. En esa época, el hielo estaba duro; lo llamaban ‘hielo cristal’. Había poca nieve para agarrar los botines y el accidente fue así: ella iba adelante y se resbaló... fue en un segundo -recordó Corina-. Nosotros íbamos totalmente seguros de lo que estábamos haciendo, pero son cosas que pueden pasar cuando uno hace montañismo. Sabés que corrés riesgos...”.
Luego de que la joven se resbaló, su hermana y el otro andinista realizaron un descenso hasta encontrar el cuerpo, pero no pudieron llevarlo con ellos de regreso a la base. A los días salió una primera expedición en su búsqueda, pero la nieve hizo imposible el trabajo. En diciembre de ese año (el 31, para ser exactos) hubo una segunda salida, que incluyó a Corina, a su hermano Marcelo y a su madre, Martha Dichiara de Altamirano; y al llegar al lugar sólo encontraron una gran grieta que se había abierto en la montaña. Desde ese momento, Paty permaneció en medio de “un glaciar con hielos eternos”. Ahora, por fin, podrá ser despedida.
Causalidades
El elemento que terminó con todas las dudas -dijo Corina- fue un escapulario que Paty portaba en su ropa. “Estamos tan felices, tan agradecidos a la vida, de poder estar los cuatro hermanos juntos ante esta situación y de poder saber que es ella. No hay dudas; y estamos agradecidos también por el trabajo científico, tan prolijo y tan meticuloso que hicieron los especialistas”, dijo Corina. También destacó la labor del equipo forense y de toda la justicia. “Todos trabajaron al unísono y de una forma tan respetuosa, tan amorosa y tan humana que nos conmovió”, resaltó.
Casualidad o causalidad, la noticia de que ese cuerpo es el de Paty llegó un día antes del aniversario de su natalicio, que es hoy. Dentro de muy poco, sus familiares podrán ponerle punto final a esta historia. “Ya está. Queda la idea nuestra, que es llevar el cuerpo a Tucumán, para que papá y mamá (ambos de edad avanzada), y todos sus amigos, la puedan despedir. La idea es cremarla y traer sus cenizas al Mercedario, para que pueda descansar aquí”, adelantó su hermana a LA GACETA.
Por lo pronto (y por mera formalidad) habrá que esperar el resultado de los exámenes de ADN. Cuando el cuerpo fue rescatado, se le realizaron exámenes bucales y también se le tomaron muestras, que inicialmente iban a ser cotejadas con otras extraídas al padre de Paty (gracias a la colaboración del Ministerio Público Fiscal de Tucumán). Ayer, además, se tomaron otras de los hermanos de Altamirano para “corroborar con mayor fuerza y reafirmar que es ella”, según indicó Corina.