“La verdad que mi hijo me salvó la carrera. Fue Dionisio, él me hizo ver cosas que antes no las veía, el sentir dónde estaba y que debo darle todo a él. No quiero que él viva cosas que yo viví de chiquito”, dice a corazón abierto Braian Guille, uno de los últimos refuerzos de Atlético.
Es extraño lo del talentoso ex Olimpo. Tiene 25 años, pero habla como un veterano. Lo hace pausado, claro y sobre todo se ubica lejos del casete al que suelen recurrir los jugadores de fútbol. Su vida fue un sube y baja constante. Se fue de casa a los 11 años, a Argentinos Juniors, donde se quedó sin pensión un año después. La peleó en diferentes clubes hasta que con 15 años llegó a la pensión de Racing, fue compañero de habitación de Lautaro Martínez y se cansó de tirar paredes con el campeón del Mundo en las inferiores; jugó en la Selección Sub 20, debutó en Primera, se quedó sin club y resurgió en el Federal A.
Se suele decir que, gracias a esos momentos en los que “nos equivocamos”, empiezan a aparecer miles de oportunidades para aprender. Contrariamente a lo que muchos pueden suponer, cometer un error y ser corregido es una de las maneras más poderosas de adquirir y retener un aprendizaje. Y así lo percibe Guille. “Yo faltaba a los entrenamientos, no quería viajar, soy bastante temperamental, me peleaba con los chicos. Ahora me siento diferente, cambié un montón. Olimpo me sacó del barro, a ellos también les debo todo”, comenta agradecido.
Con 19 años debutó en Racing, en un clásico ante Independiente. Corría el año 2017 y la figura del talentoso nacido en Olavarría parecía irrumpir en el fútbol argentino, pero como él mismo admite, las puertas de los clubes empezaron a cerrarse una a una.
A Guille le bajaron el pulgar por indisciplina en Santamarina y Brown de Adrogué. Pasó a Defensores de Belgrano, nuevamente a préstamo, pero todo siguió igual. Incluso, según él admite, llegó a tocar fondo y pensar en que su carrera como futbolista había llegado a su fin. “Mi representante me ofrecía a los clubes, veían videos, pero le terminaban diciendo el Negro es bueno, pero prefiero evitarlo por sus problemas de indisciplina, me va a romper el grupo”.
Allí fue cuando hace dos años y medio apareció Olimpo de Bahía Blanca que, sumergido en el Federal A, le hizo una propuesta al mediapunta. “Alfredo Dagna (presidente del club bahiense) me dio una mano increíble, confió en mí; por eso quiero que me vaya bien en Atlético y me compren el pase, sobre todo para devolverle algo. Yo quiero brindarme al máximo aquí y que me compren, no me olvido de que ellos me sacaron de un pozo muy profundo, que casi me hizo dejar mi carrera”, remarca.
El responsable de la llegada de Guille a Tucumán es Lucas Pusineri. El DT le abrió las puertas de Atlético al delantero, que no dudó en venir. “Él fue muy franco, me gustó su manera de pensar; yo a él le dije que había ido a Olimpo a prepararme para volver a Primera y que me sentía listo para dar el paso”, remarcó el jugador.
Según “Mago”, Camila Mallada, (su esposa) también fue responsable de este cambio que admite haber tenido. “Nos casamos hace tres meses, después de casi un año de estar de novios. Yo no me cuidaba ni con las comidas, el último año con ella me cuidé 100 por ciento y tuve resultados tremendos en Olimpo”, remarcó quien hizo 14 goles y dio 15 asistencias en 33 partidos en la última temporada.
Sabe de sacrificios
Su amor por el fútbol lo llevó a pasar mil batallas y bancarse muchas cosas con tal de cumplir su sueño. “Cuando digo que no quiero que mi hijo pase por lo mismo que yo, no me refiero a algo extremadamente malo. A nosotros nunca nos faltó comida, pero mi viejo hacía cosas que cuando las empecé a entender, no lo podía creer. Trabajaba desde las cuatro de la mañana, en la temporada de caza de liebres caminaba desde las 19 hasta las tres, cazaba y de esa manera entraba un dinero extra, volvía a casa se bañaba y a las cuatro ya estaba trabajando en el frigorífico de nuevo”, relata.
Cuando mira hacia atrás, Guille no se arrepiente de todo lo que pasó, pero agradece haber dado con las personas correctas para tener este presente. Con la verdad a flor de piel, no esquiva ninguna pregunta ni si quiera cuando LG Deportiva le consulta si estaba listo para jugar el domingo. “Si me dicen que estoy convocado, voy para adelante como loco. Recién me integré al grupo, pero si me citan voy y si juego daré todo de mí, como cada vez que entro a una cancha”, aclaró.
Aunque estará lejos de Dionisio (vive en Olavarría, con su mamá) Guille seguirá jugando para él; acompañado en Tucumán por su esposa Camila y contando los días para ver a su hijo de tres años, sea en fin de semana sin actividad, vacaciones o días libres.
Con la “17” en la espalda, quizás tenga su primera convocatoria el fin de semana, o tal vez deba esperar hasta el duelo con Platense; lo cierto es que el “Mago” cambió para bien. No hubo ningún truco de magia, solo fuerza de voluntad y apoyo de sus seres queridos.
Braian ahora promete dar todo por Atlético que, como Olimpo, también depositó su confianza en él.