Alberto Fernández reprograma para el martes su visita a Tucumán

La torrencial lluvia matutina no impidió el contacto permanente entre el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el gobernador interino Osvaldo Jaldo, que lo esperaban en Tucumán. Varias llamadas telefónicas sirvieron para reprogramar la visita presidencial: será el martes, señalaron a LA GACETA los integrantes del binomio gubernamental de la provincia.

Jaldo había señalado que no era prudente realizar un acto en una Estación Transformadora con las persistentes lluvias. De todas maneras, esa planta eléctrica se habilitará la semana que viene y posiblemente con la presencia de la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royón.  Un dato que no es menor: el manzurismo había previsto colmar el Club Los Nogales con militantes, en apoyo del Presidente. Es otra señal de apuntalamiento a la figura de un político que no goza de la estima social. Su imagen se deteriora mes a mes. Según la última encuesta de enero realizada por Zuban Córdoba y Asociados, el gobierno mantiene sus altísimos niveles de negatividad y el 75% de los/las encuestados/ as afirma que quiere un cambio de rumbo. “Sobre esos números se monta la gran ventana de oportunidad para la oposición. Sin embargo, en Argentina no todo es lo que parece. Y esa estructura subyacente tiene a nuestro parecer tres incógnitas a las que hay que prestarle atención”, advierte la consultora.

-La primera de ella tiene que ver con la cuestión económica. Un 45% afirma tener algún nivel de confianza en que Sergio Massa logré bajar la inflación. En esas precarias (pero existentes) expectativas está la clave para el oficialismo. Si esa esperanza logra encontrarse con la realidad es de esperar que la competitividad del oficialismo muestre mejoras a partir de marzo/abril. Al mismo tiempo, el oficialismo nacional, debe tratar de garantizar una victoria en territorio bonaerense, para mantener la ilusión de ser competitivo en las PASO.

-La segunda incógnita, según Zuban Córdoba y Asociados, tiene que ver con las principales fuerzas opositoras, es decir, Juntos por el Cambio y el liberalismo. No es ninguna novedad que ambas expresiones políticas comparten grandes fragmentos del electorado. Javier Milei construyó su núcleo duro en base a interpelar a los sectores más radicalizados del voto opositor. Hay que seguir de cerca el comportamiento de esos sectores en los próximos meses porque van a ser determinantes de cara a la primera vuelta, advierte la consultora. Una pregunta es la que debería empezar a desvelar a los bunkers de campaña en Juntos por el Cambio. ¿Qué va a pasar con los/las votantes de Patricia Bullrich si Horacio Rodríguez Larreta se impone en las primarias? ¿Y si ocurre al revés? En ambos casos, la posible retención de esos grupos de votantes, aparece por estos días, como una cuestión para nada segura.

- La tercera incógnita tiene que ver con el tan mentado y anunciado peronismo no kirchnerista. Los rumores sobre el lanzamiento de ese espacio con una candidatura presidencial de Juan Schiaretti han aumentado en las últimas semanas. La aparición o no de ese espacio perjudica principalmente al Frente de Todos. “Candidatura Spoiler” es como llama la ciencia política a este fenómeno en el cual una opción electoral no tiene chances reales de ganar una elección, pero si puede perjudicar desproporcionadamente a uno/a de los/las competidores/as, sostiene Zuban Córdoba y Asociados.

Las salidas al interior le sirven al jefe de Estado para tomar un respiro frente a tantos embates no sólo de la oposición, sino también del kirchnerismo, que viene cuestionando sus intenciones reeleccionistas. La conformación de una mesa de acción política dentro del Frente de Todos calmó las aguas internas de un oficialismo que teme por los efectos de la mala perfomance económica. Para  las primarias faltan siete meses y para las presidenciales no menos de nueve meses. Nada está definido. Alberto Fernández mueve sus fichas para reposicionarse en el tablero político. Según el analista político Carlos Fara, la irrelevancia política a esta altura del presidente de la Nación convierte también en superfluos algunos de los dislates de su gobierno, como por ejemplo sus declaraciones sobre la inflación autoconstruida, o las explicaciones poco edificantes de su vocera. La gran pregunta que muchos se hacen es para qué diablos se mete todo el tiempo en camisa de 11 varas. Esto, según el analista, tiene básicamente dos respuestas:

1. El presidente presume habilidades que no tiene, en todos los aspectos, desde lo gerencial hasta lo comunicacional; y

2. Imagina que con ciertos gestos -como los que le generó la CELAC- el cristinismo le va a reconocer alguna vez algún mérito que le permita concitar apoyos para una eventual candidatura presidencial.

Sobre ambas cosas hay sobradas pruebas de falta de tacto. Sin embargo, hay tres cuestiones no menores que advierte Fara.

1. El presidente tiene la lapicera y eso en algunas cuestiones todavía es atendible (hay tantos decretos que dependen de él…);

2. Si Alberto quiere ser candidato, no tendrá apoyo interno pero va a hacer ruido hasta el final (total, no tiene nada que perder y él es el presidente formal del PJ); y

3. Ya nadie le quitará de la cabeza a la mayoría social que El está ahí “por culpa” de Ella, y por muchas críticas que le haga el cristinismo, el virus ya los contagió a todos.