Pertenece a la cordillera de los Andes y es el cuarto pico más grande de América. Desde siempre, el Cerro Mercedario ha despertado el interés de los amantes de la naturaleza; se cree que el camino hacia su nevada cumbre de 6.770 metros es recorrido desde la era de los incas. El registro más antiguo que hay de un ascenso es de 1934 y, desde ahí, su fama no ha parado de crecer entre los andinistas de todo el mundo. Su clima y su conformación geológica lo hacen bastante interesante para los escaladores, que utilizan esos cerros como preparación para otras grandes expediciones. Ahora bien, ¿qué tan peligroso es subir esta montaña?
La pregunta aparece en medio de la ola de información que surgió tras el hallazgo de un cuerpo en ese cerro, a 5.500 metros sobre el nivel del mar. Según las primeras aproximaciones, podría tratarse de la tucumana Marta “Paty” Altamirano, que falleció por un accidente en esa montaña, en 1981. La joven (de 20 en ese momento) se encontraba en una expedición junto a su hermana Corina y al reconocido andinista Sergio Bossini. Los tres tenían como objetivo llegar a la cumbre del Mercedario, pero el 27 de marzo Paty se resbaló en el hielo y sufrió una caída. Horas más tarde fue encontrada por sus compañeros, que no pudieron trasladarla. Luego se realizaron dos expediciones para recuperar el cuerpo pero no fue posible. Eso es lo que nos trae hasta hoy.
Con este contexto, surgieron interrogantes respecto a las expediciones que se realizan hacia esas cumbres. “El Mercedario es una montaña más agreste que otras, si la comparamos con el Aconcagua, por ejemplo -explica a LA GACETA el andinista sanjuanino Luis Tanoni, que la recorrió en tres oportunidades-; en una escala del 1 al 10, tiene una dificultad técnica, al menos por su ruta sur (en la que falleció la joven) de un 8. Las caras sur de las montañas en este hemisferio son las más técnicas, porque tienen mucho hielo y mucha pendiente. Son complicadas y riesgosas, y el que va a subir una pared sur siempre tiene que ser una persona de mucha experiencia”
El tiempo es el problema
Natacha Benavente fue la primera mujer en subir la pared sur del cerro, en 1996. Tenía 19 años. “La dificultad tiene mucho que ver con las condiciones de la nieve; cuando yo subí eran excelentes. Lo hice a principios de enero, todavía no se había empezado a derretir la nieve del invierno -relata a LA GACETA-; por lo que he leído, Paty subió a fines de marzo, y para esa época la nieve ya se ha derretido por el sol, entonces es probable que haya tenido condiciones de ‘hielo cristal’. Y eso hace mucho más peligroso y resbaladizo el camino. Ahí hay que tener más cuidado; uno puede perder pie y caer”. Efectivamente, ese ‘hielo cristal’ fue lo que desencadenó el hecho fatídico.
Lo cierto es que el Mercedario ya se ha cobrado varias víctimas (tres argentinas) y cada tanto es noticia por los rescates que se hacen de andinistas. “Es un cerro complicado por la caída de piedra; su pared sur es de hielo y de roca. Cuando empieza a dar el sol, se aflojan las piedras incrustadas y comienzan a caer. Pero eso es sólo una parte; son muchos los factores que influyen en la fatalidad. Una razón es la experiencia y el profesionalismo de cada montañista, y el otro factor es la suerte, que va de la mano del clima. Yo hice un ascenso invernal, y el clima es muy hostil. Tuve que bajar para salvar mis pies y mis manos, que estaban congeladas. Estuve tres meses en tratamiento”, cuenta Tanoni. Su padre, en 1981, (cuando se intentó recuperar el cuerpo de Paty) era el segundo jefe del Regimiento de Infantería de Montaña, que ordenó a los baqueanos la búsqueda. Así que también conoce la tragedia de la joven tucumana. “La montaña no te va a hacer nada malo; lo que pasa es que las condiciones climáticas te pueden jugar en contra. Yo hice varios intentos; en una expedición llegué hasta Pirca de Indio (un campamento de altura), iba como apoyo logístico de unos amigos que subían a la cumbre. Y allí, en la misma pared que Paty, falleció un amigo”.
El Mercedario -cuenta Natacha- tiene diferentes vías de subida, cada una con su dificultad. “Y depende mucho la época del año; la vía normal, por ejemplo, no tiene dificultad técnica, pero hay otras más complejas. La pared sur es un glaciar con una pendiente de unos 45 grados promedio, con algunas zonas más verticales. Si las condiciones de la nieve están bien, no es tanta dificultad; el problema es que es muy larga la pared”.
Circunstancias
“Es alta montaña, y allí tenés varias complicaciones. Una es la altura, te empezás a apunar; hay que hacer una tarea de aclimatamiento. De día se calientan las laderas y tenés fuertes vientos; tenés temperaturas bajo cero, debés contar con el equipamiento adecuado; hay que estar preparado físicamente. Normalmente para estas expediciones se acopla gente con más experiencia; a veces te tocan situaciones complejas y sufrís problemas. Ahí se juntan el buen entrenamiento y la experiencia...”, enumera el montañista tucumano Claudio Bravo. No subió el Mercedario, pero sí al nevado Ojos del Salado y al nevado de Cachi, entre otros cerros. Él vivió la historia de Paty de cerca, ya que su padre, Orlando, fue en expedición a recuperar el cuerpo de la fallecida montañista. También la conoció, cuando ambos eran jóvenes y se iniciaban en el andinismo. “La actividad en la montaña tiene un nivel de riesgo que lo podés medir y controlar en la medida en que te preparés, pero a veces surgen imponderables -indica-; las chicas (de 1981) estaban bien entrenadas, era gente que amaba la montaña. Y Bossini, por ejemplo, fue quizá el andinista más fuerte que ha tenido Tucumán en la historia. Pero a veces tenés mala suerte: estar en el lugar equivocado en el momento equivocado”.