En la Argentina subtropical, los bosques piedemontanos y de llanura se encuentran entre los ecosistemas más modificados y amenazados, debido a los cambios de uso de suelo provocados durante las últimas décadas. Específicamente en Tucumán, más de un millón de personas viven en estas áreas; y en ellas se concentra la principal producción agrícola de la economía provincial. Y se sabe que el déficit de bosque ribereño es uno de los problemas que provocan la inestabilidad del curso de los ríos (y las inundaciones en la región), y que de ellos depende en parte la calidad del agua y de los seres vivos que viven en ella (peces, invertebrados, algas, microorganismos, entre otros).
En busca de soluciones surgió este proyecto interinstitucional e interdisciplinario que incluye al Conicet, a la Provincia de Tucumán y a la Universidad Nacional de Tucumán. El principal objetivo es lograr la sustentabilidad de la cuenca productiva Balderrama, ubicada en Simoca, a través de la restauración de sus bosques de ribera, informó en un comunicado Conicet NOA Sur.
La cuenca productiva Balderrama se encuentra entre los ríos Balderrama (al norte) y el Seco (al sur), y oeste a este va desde el piedemonte hasta la llanura húmeda en la desembocadura de ambos ríos en el Salí. La actividad económica principal es el cultivo de caña de azúcar.
“La participación de productores locales es fundamental. Algunos de ellos se encuentran muy preocupados por dos problemas ambientales en la cuenca: la erosión de sus campos en las márgenes de los ríos, y el anegamiento y la inundación de eso campos en épocas lluviosas”, subraya el doctor Edgardo Pero, investigador del Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN) y líder del equipo. Y agrega: “por esta razón los propietarios y los pobladores con tierras cercanas a ríos se han comprometido a permitir la recuperación del bosque en zonas abandonadas y en otras ocupadas con cultivos, principalmente de caña de azúcar.”
La sustentabilidad de la cuenca se puede alcanzar, por ejemplo, recuperando los bosques ribereños, ya que así aumentará la estabilidad de las márgenes del río; se retardará la erosión y se amortiguará las inundaciones. Por ende aumentará la productividad de los campos de cultivos.
“Además, al restaurar los bosques, generaremos más hábitat para la fauna silvestre y estaremos mitigando el cambio climático pues esos bosques captarán más dióxido de carbono; y también esperamos que mejore la calidad del agua de los ríos al ser filtrados fertilizantes y otros químicos que provienen de los campos de cultivo. Son algunos de los beneficios que estamos empezando a cuantificar”, remarca Pero.
Hasta el momento se han seleccionado ocho sitios piloto para restaurar el bosque ribereño. En octubre se iniciaron los trabajos de plantación de árboles autóctonos, principalmente sauce criollo y otras especies piedemontanas y de transición como jacarandá, tipa blanca, pacará, lapacho rosado, guarán, cebil colorado, horco cebil y churqui.
En esta primera campaña se han plantado unos 600 árboles en tres sitios, que cubren en total una hectárea de superficie y 600 metros de largo de línea de ribera. En esta etapa se sumó al proyecto el Jardín Botánico Horco Molle, de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT. Participaron estudiantes de esa facultad y del programa de pasantías formativas del IBN. También se ha empezado a recibir colaboración de empresas privadas, que donó los tutores para los árboles.
Además de Pero, el equipo está dirigido por el doctor Eduardo Domínguez. El proyecto incluye un convenio de articulación entre el Conicet y el Ministerio de Desarrollo Productivo provincial representado por la Unidad Ejecutora para el Desarrollo Productivo (UEDP), a cargo del ingeniero Esteban Galindo, responsable técnico del convenio por parte de la UEDP.
Cuáles son las metas a lograr
- Los aspectos que se busca establecer (y sus responsables) son los siguientes:
- El almacenamiento de carbono y la regulación del clima (Ignacio Gasparri)
- La estructura funcional de la vegetación de ribera (Celina Reynaga y Mayra Piccinetti)
- La calidad del agua y de la biodiversidad de los ríos (Eduardo Domínguez)
- El filtrado de nutrientes de los campos a los ríos (Lourdes Gultemirian)
- La regulación de la erosión de los márgenes (Sergio Georgieff, Antonella Isuani y Luciana Cristóbal.
- La regulación de napa freática (Esteban Jobaggy)
- El rol de corredor biológico de la ribera para la fauna local (Agustina Novillo y Sebastián Albanesi)
- Las percepciones del ecosistema de ribera desde la mirada de distintos actores sociales (Carolina Cerniak y Paola Alberti)