En Argentina dos de cada cinco niños sufren de algún tipo de malnutrición. Las cifras son alarmantes y no paran de crecer; igual que lo hacen los ultrarefinados y las comidas con azúcares agregados. Aunque sepamos esto resulta difícil cortar el problema de raíz; en especial cuando intervienen en el medio aspectos económicos y culturales.
Con el objetivo de promover una mejora en la alimentación infantil, el Ministerio de Educación y el Conicet NOA Sur idearon una “súper tortilla” para remplazar el clásico panificado que se entrega en los comedores escolares tucumanos.
“El proyecto (iniciado a finales de 2019) representa un paso muy importante hacia una alimentación escolar saludable. Esta innovación tecnológica es el resultado de una política pública que articula los esfuerzos del sector estatal con los del sistema científico y el sector privado”, indicó el ministro de educación Juan Pablo Lichtmajer.
El proyecto cuenta también con el acompañamiento del Ministerio de Salud y el Ministerio de Desarrollo Social. Sumado al apoyo de profesionales de las universidades nacionales de Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca.
Propiedades
¿Qué la vuelve tan especial? en lugar de emplear grasa animal el alimento contiene aceite y harina de soja. “La soja es uno de los granos que mayor cantidad de proteínas tiene, por lo cual aumentaríamos como mínimo tres veces este consumo. Además, de reducir prácticamente a cero la presencia de grasas trans. Aparte, hablamos de un ingrediente relativamente fácil y barato de conseguir en cualquier rincón del país”, explicó Atilio Castagnaro, director de Conicet NOA Sur.
Tras varios años de esfuerzo y coordinación, la iniciativa se encuentra en su recta final. A principios de marzo, estas tortillas saludables serán entregadas en algunos comedores escolares. Su elaboración contará con la ayuda del Centro de Industriales Panaderos de Tucumán.
En paralelo, el proyecto incluye la construcción de una planta productora para su principal ingrediente activo en la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. “Todavía nos queda finalizar la compra de maquinaria y terminar de construir el espacio físico que la albergará. Calculamos que la fábrica empezará a funcionar bastante bien a fines de abril y, para agosto, estará en régimen”, explicó Castagnaro.
La meta será avanzar gradualmente hasta cubrir la totalidad de los comedores locales y lograr mejorar la alimentación de alrededor de 300.000 pequeños.
Aprender a comer
Sin privarnos del disfrute, la solución no acaba al entregarle a los chicos una versión mejorada de las tortillas -al contrario- la concientización es fundamental.
“Las opciones de colaciones o comidas saludables no solo deben estar disponibles en los kioscos, sino que se necesita trabajar el tema en las aulas y en los hogares para que las niñas y los niños elijan estos productos por sobre otros. Además hay que darle impulso a más producciones locales de este tipo para lograr competir contra el resto de alternativas que no disponen de las mismas condiciones nutricionales”, destacó el titular de la cartera educativa provincial.
Después de entregar las primeras tandas de “súper tortillas” la propuesta contempla un equipo de profesionales que evaluará la calidad nutricional del alimento (desde la fabricación hasta su consumo) y corroborará los avances de salud a los cuales se aspira.
Proyecciones
Entre quienes optan por una alimentación consciente y natural, existen diversos discursos que critican el consumo exacerbado de la soja transgénica y su presencia en una gran variedad de productos.
“Dicha situación responde a una perspectiva ideológica antes que científica. Desde el punto de vista nutricional su consumo no tiene ninguna penalidad. En lo que refiere a su fase agronómica, según como se maneje, si hay algunas inferencias sobre el cuidado del medioambiente que podríamos hacer. Son dimensiones que hay que valorar, pero el alto aporte nutricional de este grano es indiscutible”, señaló el director del Conicet NOA Sur.
De cualquier forma este reclamo va a disiparse a futuro. Como innovación adicional, el proyecto plantea (en una segunda instancia) el uso de soja no convencional. “En Tucumán hay instituciones que disponen de material genético de soja no transgénica y apta para la ingesta humana. Nuestra aspiración es que la planta procesadora se alimente de este ingrediente y logremos controlar el proceso de fabricación de las tortillas saludables en todas sus etapas”, resaltó Castagnaro.
Desde su veta comercial, las “súper tortillas” tienen bastante que ofrecer. “En Argentina la soja suele venderse como un grano sin procesar o ya procesado pero enfocado en la alimentación animal. Con la planta operando en condiciones vamos a lograr modificar dicha estructura agroindustrial y ofrecerle a la gente y negocios del rubro un ingrediente activo que no implique el uso de solventes químicos y permita emplearse masivamente”, agregó el investigador.