Atlético Tucumán tuvo la furia de una tormenta

Atlético Tucumán tuvo la furia de una tormenta

Con un 3-1 contundente, el equipo de Pusineri se despidió de los amistosos internacionales.

Atlético Tucumán tuvo la furia de una tormenta FOTO LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

El pronóstico anunciaba lluvia para el sábado por la noche y se puede decir que acertó. Al menos en parte.

Porque no fue agua lo que cayó del cielo. Más bien lo que llovió en Barrio Norte fueron aplausos. El tercer chaparrón fue a las 22.52, cuando Marcelo Estigarribia le dejó su lugar en la cancha a Cristian Menéndez. El último chaparrón, mucho más intenso llegó segundos después, cuando Mateo Coronel dejó también el campo de juego.

“Por el amor de Dios, compren a Coronel”, tuiteó un fanático desde las tribunas del Monumental. Eso le costaría al “Decano” algo así como U$S 1,7 millones. Parece mucho, pero el delantero viene demostrando que vale cada centavo de dólar.

Atlético no ganaba un partido en los 90 minutos desde el 5 de octubre, en aquel 2-1 ante Platense por la Liga Profesional. Desde entonces había empatado dos partidos y perdido otros dos por el torneo, y ya en el verano ya tenía acumulaba cuatro jugados con un saldo de tres empates y una derrota. Le costó a Atlético encontrarle nuevamente el gustito a victoria, pero llegó en el momento justo: una semana antes de enfrentar a Boca, por el debut oficial.

El arranque del partido fue frenético. Como en los recordados partidos de copas internacionales, Atlético empujo al visitante contra el arco propio. Se adelantó en el campo y aprovecho cada metro cedido. Así, en un parpadeo, ya ganaba 2-0.

Estigarribia hizo el primero, definiendo una construcción de Guillermo Acosta y Coronel. El primero bajó la pelota de pecho en su campo y habilitó al segundo con categoría, casi pegándole a la pelota con desprecio. El “37” corrió, enganchó y se la dejó servida al “9” (que usa el dorsal 19), quien sólo tuvo que empujarla.

Apenas un minuto después llegó la otra estocada. La asistencia esta vez fue de Matías Orihuela para Coronel y el delantero (que llegó a préstamo desde Argentinos), ganó en velocidad y definió exigido pero con categoría: 2-0 y a otra cosa.

Iban apenas seis minutos y el triunfo ya parecía asegurado, Atlético sacó el pie del acelerador, pero no dejó de jugar.

Lo de The Strongest fue muy pobre. Será que el marco apichonó al “Tigre”, que solo mostró sus garras cuando Junior Arias entró en acción. El ex delantero de Talleres exigió tres buenas intervenciones de Tomás Marchiori, sin lograr vulnerar.

Vaya si “Tomi” aprovechó estos partidos para demostrar toda su jerarquía. El mendocino quiere adueñarse del arco “Decano” y va buen camino.

El mediocampo funcionó a la perfección. La dupla Acosta-Joaquín Pereyra sigue brillando como el año pasado. Ramiro Ruíz Rodríguez de a poco se va encajando en ese lugar que dejó vacante Ramiro Carrera, aportando sacrificio y velocidad cuando hace falta en el ataque. Arriba está lo mejor, sin dudas.

Que “Chelo” se lleve una ovación en su primer partido como local no es un dato menor. El ex Patronato hizo dos goles y Coronel el restante, para el 3-1 final (descontó el ex “decano” Eugenio Isnaldo a los 89 minutos).

Quizás en donde más que tenga que trabajar Lucas Pusineri durante esta semana sea en la defensa. Manuel Capasso está suspendido (y presiona para salir en este mercado de pases) y no podrá jugar ante el “Xeneize”. Su lugar parece tener dueño: Jonathan Cabral. Por el lateral derecho, Hernán de La Fuente hizo su debut y jugó un gran partido. Lo demás es casi todo conocido: Renzo Tesuri aportando sacrificio en el medio y Matías Orihuela y Bruno Bianchi brindando la solvencia de siempre.

Lo mejor de la noche no fue el triunfo en sí, ni el festejo en “modo Messi” de Acosta para levantar -otra vez- una copa. Lo mejor fue el tercer gol de Estigarribia. De punta a punta, de arco a arco, una jugada para enmarcar. Marchiori, Orihuela, “RRR”, Coronel, Acosta, Tesuri, De La Fuente y Estigarribia le dieron forma un gol para que todo el estadio se pusiera de pie y desatara un temporal de aplausos. A un toque, en velocidad, como en el potrero o como en Qatar, ojalá no se trate de una tormenta de verano y lo que venga sea mucho mejor.

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