Máximo Thomsen
El joven de 23 años es el más complicado de todos. Fue mencionado por varios testigos como el agresor de la víctima. También es señalado como el líder del grupo de atacantes. La zapatilla que tenía puesta esa noche tenía manchas de sangre compatibles con el ADN de Báez Sosa. Por la fuerza de los golpes, la marca de la suela de su calzado quedó estampada en la cara y el cuello del joven asesinado. En las audiencias se confirmó que en Zárate, su ciudad natal, acostumbraba a golpear gente.
Luciano Pertossi
El acusado de 21 años fue señalado como uno de los que golpeó a la víctima durante el ataque. Los testigos también lo señalaron como el joven que agredía físicamente a todos aquellos que pretendían poner punto final a la pelea. Fue el primero de los imputados en romper el silencio. Lo hizo para aclarar que él no era la persona que aparecía en las imágenes de los videos de la golpiza. Al menos media docena de peritos declararon que él era uno de los atacantes del joven estudiante universitario.
Ciro Pertossi
Hermano de Luciano, el imputado de 22 años, fue individualizado como uno de los que atacó a Báez Sosa. Según los testimonios escuchados en la audiencia, castigó a la víctima. También quedó demostrado que él fue el autor de un revelador mensaje que envió por WhatsApp: “chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”. “Esa patada no la doy, cuando me doy cuenta que el chico está en el piso me freno”, declaró en el debate cuando los funcionarios judiciales exhibieron las imágenes del momento del ataque.
Lucas Pertossi
El primo hermano de Luciano y Ciro, fue identificado como uno de los que golpeó a Báez Sosa. También lo señalaron claramente como el agresor de los jóvenes que intentaban poner fin a la golpiza que estaba recibiendo el estudiante universitario. El zarateño Pablo Gastón Sosa lo señaló también como el autor de la golpiza que sufrió en su ciudad natal por parte del mismo grupo. Este trabajador sufrió la fractura de una de sus piernas cuando intentó escapar de los violentos.
Enzo Comelli
Los testigos que declararon durante el debate oral señalaron que el joven de 22 años fue el primero en castigar físicamente a la víctima. Hasta sus propios amigos señalaron que con la trompada y la patada que le aplicó a Báez Sosa lo dejó arrodillado, situación que fue aprovechada por los otros integrantes del grupo. Fue uno de los ocho imputados que no declaró durante la audiencia. Sí lo hizo su madre que contó, al igual que los otros progenitores de los acusados, el calvario que están viviendo.
Matías Benicelli
En una de las audiencias, un testigo considerado clave por los acusadores, señaló que el joven de 22 años fue el último en aplicarle una patada a Báez Sosa cuando estaba tendido en el suelo. En un primer momento no fue identificado por su nombre, pero sí por una característica física: tenía un rodete en su cabeza. “Vi que estaba tacleando a un amigo y lo tomé como una forma de agresión”, sostuvo. Reconoció que el mensaje “creo que matamos a uno” lo envió él, pero que se refería a otra pelea.
Ayrton Viollaz
La situación del joven de 23 años es diferente a la de sus amigos. Si bien es cierto que no existen pruebas de que haya golpeado a la víctima, durante el juicio se le endilga haber alentado a sus compañeros para que agredieran al estudiante y, posiblemente, evitó que terceros lo salvaran. “Se lo observa cerca de todo lo sucedido y está al lado de Máximo Thomsen en el momento que éste le aplica un puntapié en la cabeza cuando ya estaba inmóvil en el piso”, asegura el informe final de la fiscalía.
Blas Cinalli
El imputado de 23 años no aparece en ningún video golpeando a la víctima, pero una pericia genética determinó que la sangre hallada en uno de las manos de la víctima era suya. También fue el autor de una serie de mensajes que daban cuenta que Báez Sosa había fallecido por los golpes que le propinaron. “Quiero empezar diciendo que lamento mucho todo lo que pasó. Fue una tragedia terrible, falleció un chico de mi misma edad”, declaró en la audiencia de ayer transformándose en el único que pidió perdón.