Se cumplen tres años del brutal asesinato de Fernando Báez Sosa sucedido en la vereda del frente del boliche Le Brique, donde él y sus amigos habían ido a bailar.
Este aniversario es especial porque se cumple en pleno juicio contra los ocho rugbiers acusados de matar a golpes de puño y patadas al estudiante de Abogacía. En pleno proceso judicial, que se lleva adelante en la ciudad de Dolores, los papás del joven asesinado, Graciela Sosa y Silvina Báez, invitaron a un homenaje con un claro mensaje: "Justicia por Fernando".
Desde el crimen de Fernando Báez Sosa, el boliche Le Brique, donde la víctima fue a bailar con sus amigos, está cerrado. Sus paredes externas están colmadas de mensajes con pedidos de justicia por el joven de 18 años, que había ido a Villa Gesell a pasar sus vacaciones junto a su novia y sus amigos.
Le Brique no está clausurado pero sus dueños optaron por mantener sus puertas cerradas mientras dura el proceso judicial contra Máximo Thomsen, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz y Ciro, Lucas y Luciano Pertossi.
El asesinato fue en la vereda del frente. Allí Fernando estaba tomando un helado con sus amigos, después de que los sacaran del boliche, cuando un grupo de rugbiers lo atacaron a sangre frío. No le dieron tiempo a reaccionar, tampoco dejaron que sus amigos lo defienda.
En ese lugar ahora hay un altar. Allí hay un árbol del que sobresale un cartel de madera con el nombre de Fernando y otro que está fijado al tronco y tiene una leyenda con letras de goma eva: “Justicia es perpetua”, dice. A su alrededor hay rosarios colgados, medallitas, velas, estampitas, imágenes de la Virgen repartidas por cada rincón.
Desde el caso Báez Sosa en los principales destinos de la Costa Atlántica se extremó la seguridad para proteger a los adolescentes que salen a bailar. Personal de Infantería y de otras divisiones de la Policía Bonaerense se ocupan de controlar tanto el ingreso como la salida a los dos boliches de Villa Gesell que marcan el pulso de la noche: Pueblo Límite y Dixit.