Aunque la Municipalidad de Concepción envió cisternas y repartió agua mineral, el malestar de los vecinos crece cada día a raíz de la falta de agua.
José Lazarte, de 74 años, convive con su esposa enferma -a quien le falta un riñón- en el barrio Zavalía. “Ya no sabemos qué hacer. El agua de las cisternas contiene gérmenes y ya hay varios enfermos”, contó. Además remarcó que debe tener especial cuidado con lo que consume su esposa ya que cualquier alimento o utensilio que se encuentre contaminado podría agravar su condición. A raíz de ello, decidió comprar agua potable en otras localidades, porque la creciente demanda de agua mineral en la zona afectada generó una suba de precios.
Eliana Díaz, residente de barrio San Nicolás, contó que los bidones de cinco litros subieron de $ 270 a $ 450. “En mi caso, los problemas empezaron hace dos años. Ahora la situación ya no nos permite comprar agua mineral, en mi casa vivimos cinco personas y es un presupuesto”, reprochó.
Silvia Albarracín, vecina de barrio Zavalía, vive con seis personas. “La cisterna nos ayuda a juntar agua para el baño. Bebemos agua previamente hervida y con gotas de lavandina, pero esto también nos provocó problemas intestinales”, protestó. Dijo que un vecino a veces tiene agua, y contó que llegó a esperar cinco horas para llenar un balde.
Todos los vecinos coincidieron en lo complicado que es conseguir agua y en la preocupación que ello despierta, incluso con las cisternas habilitadas. “Por favor, no mientan a la gente, ni les den esperanzas de la restitución del servicio porque sólo genera ansiedad, malhumor e impaciencia”, reclamó Juan López, del barrio Zavalía. Añadió que los afectados están viviendo una pesadilla en pleno siglo 21: “a diario podemos ver niños cargando baldes de agua”.