Máximo Thomsen es uno de los ocho imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa. El joven, que desde niño practicó rugby, hoy es el acusado más complicado en la causa que podría condenarlo a una eventual prisión perpetua. Estudiante de Educación Física y oriundo de la ciudad de Zárate, el joven también realizaba “changas” para mantenerse económicamente.
Thomsen fue señalado por la mayoría de los testigos que declararon en Dolores como el rugbista que le propinó la patada fatal a Fernando aquella madrugada del 18 de enero de 2020. Por esta razón, y porque las pruebas lo incriminan, el joven podría ser condenado a la pena máxima de prisión, en principio, el próximo 31 de enero cuando se dé a conocer la sentencia del juicio.
La vida de Máximo Thomsen antes de ser detenido
Máximo Thomsen practicó rugby a lo largo de toda su infancia y adolescencia. Durante sus primeros años, lo hizo en el Arsenal Zárate. Sin embargo, en 2017 decidió probar suerte en el Club Atlético de San Isidro (CASI), en la división de Menores de 19 años, donde jugó durante dos temporadas.
Cuatro veces a la semana recorría los 73 kilómetros que separan al club de su casa ubicada en el barrio Villa Fox de Zárate para asistir a los entrenamientos y partidos. Jugaba de wing y en 2018 participó de una gira a Europa con el equipo juvenil que visitó países como Inglaterra, Gales e Irlanda.
Por otra parte, hasta antes de que fuera detenido por el crimen de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen estudiaba Educación Física en la ciudad de Zárate y realizaba algunas “changas” para mantenerse, como colocar alambrados en casas de algunos vecinos.
A qué se dedicaban los padres de Thomsen
Marcial Thomsen es padre de Máximo, tiene 56 años y se dedica al comercio de artículos y accesorios para vehículos automotores y motocicletas. Días después de la madrugada en la que ocurrió el asesinato del joven de 18 años, expresó que su mayor miedo “es que no se haga justicia por la presión mediática, porque el morbo vende y los derechos se pierden por la presión mediática o la opinión pública”.
“Lo lamento terriblemente, no me quiero despertar nunca”, sostuvo aquel día de 2020. También manifestó que todos los detenidos estaban “arrepentidos” y que había intentado comunicarse con Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de la víctima: “Traté de llamarlos un montón de veces y dejé mensajes. Quiero encontrarme con los papás de Fernando. No sé qué decirles: si yo tengo este dolor, no me imagino el dolor que sentirán ellos”.
Por otro lado, Rosalía Zárate, madre de Thomsen, jamás brindó una entrevista. La mujer de 58 años es arquitecta y fue una de las primeras personas en viajar a Villa Gesell tras el asesinato de Fernando.
Por aquel entonces, Rosalía se desempeñaba como secretaria de Obras Públicas de la Municipalidad de Zárate. Cuando se enteró de lo ocurrido solicitó una licencia al municipio, la cual fue aprobada por tiempo indefinido. Sin embargo, semanas después, decidió abandonar definitivamente su cargo.
Cabe destacar que días antes de presentar su renuncia, numerosos vecinos de Zárate se reunieron y reclamaron al municipio que despidiera a la arquitecta.