Las filtraciones detectadas el año pasado en la presa lateral N°3 del dique El Cadillal son, sin dudas, una de las mayores preocupaciones del gobierno de la Provincia en estos días. El Ejecutivo se encuentra ultimando detalles para firmar un DNU para aprobar las reparaciones a realizar. La intención es comenzar con los trabajos lo antes posible
En caso de que las obras demoraran en comenzar, o de que las cosas no salieran del modo previsto, las consecuencias serían, como máximo, una disminución en la provisión de agua para ingenios y productores, y en un caso más extremo, de agua potable para los usuarios.
Sin embargo, desde la Provincia se están preparando para todo tipo de situaciones, al no saber con qué magnitud de filtraciones se encontrarán, ni cómo serán las condiciones climáticas. Por eso, desde Defensa Civil ya tienen preparado un plan de acción ante posibles emergencias, que prevé, incluso, hasta un posible colapso del dique, a pesar de que es muy difícil que ocurra, teniendo en cuenta que el nivel de cota del dique se encuentra bastante bajo (591,69 m.s.n.m), y que las situaciones de emergencia recién podrían darse con la cota a 605,5, y con situaciones como crecidas extraordinarias o roturas mayores.
En este documento, al que LA GACETA tuvo acceso, se puede ver qué áreas serían afectadas ante una posible rotura tanto de la presa principal, como de las presas laterales N°3 y 4. En el peor de los casos, las estimaciones son que las inundaciones provocadas por estas hipotéticas roturas podrían alcanzar a cerca de 500.000 personas de distintos departamentos: zonas de la Capital, Burruyacú, Cruz Alta, Leales, Simoca, Tafí Viejo y Las Talitas se verían afectadas. En San Miguel, el agua podría llegar incluso a algunos sectores de la avenida Avellaneda, y tocar algunas partes de Barrio Sur.
El informe también contempla la cantidad de establecimientos públicos que se verían perjudicados por las inundaciones: 198 escuelas, 58 nosocomios de salud, y 28 establecimientos de seguridad.
Para las distintas situaciones que podrían derivarse en caso de roturas mayores, se plantearon tres tipos diferentes de alerta: blanca, amarilla y roja. Para todos los casos, se diseñaron ya planes de contingencia.
Si bien es muy baja la probabilidad de situaciones de desastre, desde el Gobierno provincial prefieren tomar recaudos, y estar preparados para cualquier cosa.