Durante la audiencia de ayer del juicio oral que se realiza contra los ocho jóvenes acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa se vivieron momentos de nudos en la garganta. Particularmente, durante la declaración de Diego Duarte, el forense de la Policía Científica que realizó la autopsia al cuerpo del adolescente.
El experto describió las marcas que dejaron los golpes de puño y las patadas en el cuerpo del estudiante de Abogacía. “Nunca vi algo semejante, no había forma de salvarlo”, dijo, con voz quebrada, el médico ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores. “Sufrió daño en todo el sistema nervioso central: cerebro, cerebelo, tronco cerebral; no hay una lesión única, son múltiples... La verdad que es muy fuerte siendo padre”, expresó.
Precisó que Fernando presentaba lesiones incompatibles con la vida: “no hubiera tenido posibilidades de salvarse”. Y agregó que resultaba visible la saña que descargaron sobre el cuerpo. “Fueron traumatismos multicausales, donde hay lesiones de varios órganos; entonces es una sumatoria de todo. Pero por más que tenga lesiones aisladas, tanto en el hígado como en el pulmón, lo más importante es el sistema nervioso”, insistió. Consultado sobre la huella que halló en el rostro de Fernando respondió: “las marcas que observamos son muy evidentes, y compatibles con la figura que fue imprimida por una zapatilla”.
Contó que, junto a su equipo, realizó un reconocimiento a algunos de los imputados y que presentaban marcas compatibles con haber golpeado. Explicó que durante un shock neurogénico, como el que sufrió Fernando, el cerebro sufre un daño importante. “Deja de funcionar, por irrigación, por vascularización, por sangrado; entonces no tiene los nutrientes suficientes para continuar con la vida. Para tener un traumatismo cerrado de cráneo y con esas lesiones dentro de este, sin que haya fractura, deberían ser golpes muy fuertes”, subrayó. Consideró que Fernando padeció un traumatismo tipo knock out, y luego no tuvo chances de defenderse. “Creo que fue lo que pasó; algunas heridas pueden ser post mortem”, remarcó.
Antes de que el forense inicie su testimonio, los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez, se retiraron de la sala para evitar oír la descripción sobre las heridas.
A pedido del abogado de los rugbiers, Hugo Tomei, el tribunal autorizó que solo se proyectaron las fotos oficiales tomadas en la morgue del Hospital de Pinamar.
La declaración de Duarte fue presenciada por los ocho imputados: Máximo Thomsen (23 años), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23). Todos ellos, por primera vez desde que comenzó el juicio, los rugbiers mostraron se mostraron sin barbijo.