09 Enero 2023
ARCHIVO LA GACETA
Acabamos de atravesar una época bastante marcada por la entrega de regalos y de un fuerte valor simbólico para los niños. En Navidad, Año Nuevo y Reyes... ¿qué tan conscientes fuimos sobre el tipo de obsequios que recibieron nuestros hijos?
Según un estudio realizado por el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) los estereotipos de género que vienen asociados a los juguetes contribuyen a determinar las aspiraciones que los chicos podrían tener a futuro. La crítica hacia el color de los objetos o las actividades con que se asocian no es nada nueva. Sin embargo, la popularidad de otros modelos de crianza (más conscientes y sostenibles) han hecho que el tema se proyecte con un mayor énfasis teórico.
La investigación consistió en analizar 700 anuncios de diversas nacionalidades y productos infantiles; con un énfasis en aquellas campañas publicitarias que aparecieron durante los meses previos a las Fiestas. Entre los resultados, el organismo destacó que un 46 % de los eslóganes dirigidos a las niñas poseían algún arquetipo de género. En un 29 % de los casos había imágenes en las cuales se apuntaba a que ellas fueran fashionistas y estuvieran siempre a la moda o actuaran de una manera coqueta (22 %).
Además, en un 22 % de las propagandas se detectaron referencias a ser igual de bellas “como las princesas” o disfrutar de un rol de cuidadoras (13 %).
Por lo que respecta a las publicidades dirigidas a varones, un 43 % de los eslóganes expusieron estereotipos sobre volverse héroes para salvar a la humanidad (39 %), guerreros (26 %) o aventureros (26 %). “Estas referencias a que los niños sean activos, posean poder, fuerza y hagan actividades al aire libre son históricas. Lo mismo ocurre con los mensajes en los cuales las niñas deben ser delicadas, bellas y desarrollarse en el interior de los hogares”, reflexiona la psicóloga tucumana Lorena Hamada.
Sobre la relación entre los juguetes y el refuerzo de nociones sexistas, la especialista en infancias enfatizó el papel que cumplen los juegos en la construcción de la identidad de género.
“Jugar colabora a que los niños creen su universo simbólico. A partir de los momentos de diversión y el contacto con estos productos ellos interiorizan valores y fijan expectativas sobre como quieren ser o se les pide que actúen”, acota.
Por esto es tan importante ofrecerles opciones que escapen de los límites que los adultos concebimos como parte de lo femenino o masculino.
“Hay padres que tildan de exageradas estas cuestiones y señalan que, sin forzarlos, los niños eligen aquellas cosas que les atraen. Por ejemplo, los varones los autos de carrera o las niñas las muñecas o cocinitas. El asunto pasa por los recursos y variedad de alternativas que les dejamos a mano. Si tenemos un pequeño que disfruta de las manualidades y decoración, pero nosotros le damos pura tecnología porque no nos tomamos el tiempo de ahondar en su disfrute ahí aparece el fallo limitante”, prosigue Hamada.
Además, los juguetes toman su parte en la socialización con otros. “Al expresarse con sus amigos sobre que les gusta o disgusta y actuar bajo ciertos roles (médica, bombero, policía, comerciante, etcétera) es posible ampliar sus mentes y que sean más permeables en las proyecciones de su futuro laboral, profesional o pasatiempos”, indica.
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