“Señores jueces, acá están escuchando el relato de un padre que ha perdido todo: ha perdido la felicidad, las ganas de vivir, de luchar y por sobre todo, perdió lo mejor que tenía, los abrazos de su hijo”, planteó Silvino Báez cuando le tocó declarar ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari. Al igual que lo había hecho su cónyuge, el padre de Fernando Báez Sosa brindó un testimonio que provocó las lágrimas de varios presentes en la sala del Tribunal de Dolores.
En enero de 2020, según la imputación, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi atacaron a Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell. Los agresores lo patearon en el piso hasta que el joven perdió el conocimiento. Falleció minutos después por esas lesiones.
Silvino recordó un momento muy intimo con su hijo, cuando el hombre volvía de los desgastantes tratamientos por una enfermedad renal. “Yo abría la puerta de mi casa y Fernando se colgaba de mi cuello: ‘¿cómo estás papá?’, me decía. Y ese tipo, que venía muerto de la diálisis terminaba más vivo que nunca con el abrazo de su hijo. ‘Cuando sea más grande te voy a dar mi riñón’, me decía”, contó. Luego habló del crudo momento del reconocimiento del cuerpo de Fernando: “fue duro porque una parte de mí estaba tirada en esa bandeja de acero inoxidable, lo vi con la cabeza reventada. Estaba chorreando sangre por todas partes, no lo podía ni tocar”.