Makiivka fue el escenario de uno de los más exitosos ataques en el último tiempo de las tropas ucranianas. Durante la Nochevieja, los misiles de las tropas de Zelensky alcanzaron una escuela en la ciudad, donde se alojaban los soldados rusos, en la región ocupada de Donetsk. “Un golpe masivo fue asestado a la escuela de formación profesional”, publicó en su canal de Telegram Daniil Bezsonov, un alto funcionario de Moscú en la región, tras el episodio con misiles Himars ocurrido dos minutos después de la medianoche del nuevo año.
Las imágenes satelitales de ese mismo día muestran cómo, horas después del ataque, en el centro de la ciudad se ve un agujero, donde solía estar el edificio. La imagen es aún más clara al ser comparada con la misma fotografía satelital de unos días antes.
La sede de la escuela de formación profesional quedó reducida a montañas de escombros y dejó cientos de muertos. Sobre esto, sin embargo y tal como desde el principio de la guerra, hay diversas versiones que respectan a la cantidad de bajas rusas. Según el Ministerio de Defensa ucraniano, fueron 400 los muertos en las filas de Moscú, lo que significaría uno de los ataques más devastadores sufridos por el ejército enemigo.
En cambio, el Kremlin sólo dio cuenta de apenas 63 soldados perdidos en este episodio. “Como resultado de un ataque con cuatro misiles con ojiva de alto poder explosivo contra un punto de despliegue temporal, murieron 63 militares rusos”, declaró entonces el Ministerio de Defensa ruso.
Escombros de la escuela
Incluso, en el canal de Telegram del mercenario Grupo Wagner, que actúa bajo las órdenes de Vladimir Putin, un bloguero mencionó que la cifra de muertos supera los 130, sobre los más de 500 oficiales que estaban en el lugar.
Este hecho, a su vez, generó una ola de cuestionamientos contra Putin, incluso de las esferas más cercanas a él. Los militares enseguida se preguntaron cómo cientos de soldados estaban viviendo en un edificio que estaba al alcance de las armas de Kiev.
Los mercenarios y algunos legisladores también se sumaron a las críticas y exigieron un severo castigo a los comandantes a cargo, a quienes acusan de haber ignorado estos peligros tan elementales a los que quedaron expuestos los soldados que fueron enviados al campo de batalla.
“Lo ocurrido en Makiivka es horrible”, escribió el bloguero militar ruso Arcángel Spetznaz Z, quien condenó nuevamente: “¿A quién se le ocurrió la idea de colocar a tanto personal en un edificio, donde hasta un tonto comprende que, aunque disparen con artillería, habrá muchos muertos o heridos?”.
Estos reclamos se alinean con las denuncias cada vez más frecuentes que apuntan contra el Kremlin y la falta de interés por la vida de los soldados que son enviados a luchar, casi sin entrenamiento y con armas insuficientes.
Tras este hecho, Rusia continuó con su estrategia y bombardeó más ciudades ucranianas, entre ellas, un estadio de hockey sobre hielo, un hotel, una estación de autobuses, una iglesia, edificios agrícolas y casas privadas en Druzhkovka.
El deporte y la guerra
Un ataque con misiles rusos destruyó este lunes una pista de hielo en la ciudad de Druzhkivka, en la región ucraniana de Donetsk, informó la federación ucraniana de hockey sobre hielo, después de que antes se reportó que un misil había impactado en la localidad y herido a dos personas. Moscú dice que sus ataques, que han dejado sin calefacción y electricidad a millones de personas en invierno, tienen como objetivo reducir la capacidad de lucha de Kiev. Ucrania afirma que no tienen fines militares y que buscan herir a civiles, lo que constituye un crimen de guerra. (Reuters)