Desde este lunes juzgan a los ochos rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa. Durante la primera audiencia, Máximo Thomsen; Lucas, Ciro y Luciano Pertossi; Ayrton Viollaz; Matías Benicelli; Enzo Comelli y Blas Cinalli permanecieron sentados en el banquillo de los acusados y escucharon los testimonios de los padres de la víctima.
Máximo Thomsen es el acusado más complicado en el caso por el crimen de Fernando Báez Sosa. Las cámaras de seguridad del lugar muestran que fue el más ensañado con la víctima y que además fue quien le pego patadas en la cabeza.
Durante las primeras horas del juicio, se mostró inmutable en el banquillo de los acusados del tribunal de Dolores. Sin embargo, al momento de la declaración de Silvino Báez, el padre de Fernando, el joven comenzó a llorar.
Si bien no se quebró, sí se secó las lágrimas mientras el hombre relataba el horror que vivió cuando la policía le informó que su hijo había sido asesinado.
Quién es Máximo Thomsen, el rugbier más comprometido en el crimen de Báez Sosa
Máximo Thomsen es señalado como el líder del grupo. Además, por las pruebas que se pudieron recabar durante la instrucción de la causa, la fiscalía considera que fue él quien le propinó la patada mortal a Fernando Báez Sosa. “Lo agarraba del pelo y le daba patadas”, contó un testigo al inicio de la investigación en el ataque.
Sin embargo, la defensa se aferra a una única prueba para que no reciba una pena más alta que el resto: el testimonio de Diego Duarte, quien participó de la autopsia de Báez Sosa y concluyó que no se puede “determinar cual de todos los golpes y lesiones fue el que ocasionó el deceso”.
Oriundo de Zárate, Thompsen comenzó a practicar rugby en Arsenal Zárate Rugby. En 2017 pasó a formar parte del Club Atlético San Isidro (CASI), aunque la institución lo suspendió luego de ser arrestado. Estaba estudiando para ser profesor de Educación Física y su intención era ser kinesiólogo de alto rendimiento.