CIUDAD DEL VATICANO.- La Iglesia católica no tiene un protocolo específico para los funerales de un pontífice emérito, pero la diócesis tiene claro cuál es el protocolo a seguir, sobre todo porque Joseph Ratzinger dejó por escrito cómo quería que fuesen.
La muerte de quien fuera Benedicto XVI, el papa que renunció a su lugar como obispo de Roma y jefe de la Iglesia católica, ocurrió cuando se cerraba el año 2022, después de varios días en estado muy grave.
El director de la Sala de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, informó que, de acuerdo a lo solicitado por Benedicto, el funeral será simple. Los últimos ritos comenzarán hoy, cuando el féretro sea colocado en la Basílica de San Pedro para el saludo de los fieles.
El funeral será el jueves, y no estará presidido por el decano del colegio cardenalicio -como ocurriría si hubiera seguido al frente de la Iglesia- sino por el Papa en activo, Francisco. Se trata de un hecho sin precedentes, la primera vez que un pontífice en activo oficia las exequias de otro papa, en este caso, emérito.
Desde que se anunció la muerte de Benedicto, el sábado, la plaza de San Pedro empezó a poblarse de fieles y seguramente estará atestada para la despedida del papa emérito. Se espera que líderes políticos y líderes religiosos de todo el mundo acudan como invitados al funeral.
Como parte del ritual funerario, el actual camarlengo, Kevin Farrell, cardenal de la Iglesia católica que preside la Cámara Apostólica, se asegurará de que el proceso sea llevado con la mayor rigurosidad y de acuerdo con el testamento de Ratzinger.
Él será el encargado de la destrucción del Anillo del Pescador, elemento que cada papa se gana en su nombramiento y que, en el caso de Benedicto XVI, ya fue rayado en su día y requisado en la Oficina de las Ceremonias Pontificias.
Benedicto -que tenía 95 años y había nacido en Alemania- será enterrado en el cementerio de los Papas, en las grutas vaticanas, debajo de la basílica de San Pedro.
Según dicta el tomo Ritual Romano, el rito litúrgico para el funeral de un papa conlleva un luto oficial de nueve días. También dice que funeral se lleva a cabo en la basílica de San Pedro y su cuerpo sería enterrado en la cripta, nunca antes de cuatro días ni más allá de seis después del fallecimiento. Antes del entierro, los restos mortales del papa se colocan en un catafalco, un armazón cubierto con una tela negra que representa un sepulcro, para ser expuestos en la basílica de San Pedro y recibir el homenaje de los creyentes.
Benedicto XVI, el papa número 265 de la Iglesia católica, decidió abandonar el pontificado hace ya más de 10 años, algo que no había ocurrido desde la dimisión de Gregorio XII en 1415. Esto lo convirtió en un papa emérito, al haber renunciado por propia voluntad al ministerio. Desde entonces Ratzinger mantuvo un perfil bajo en su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae, asistido por la asociación Memores Domini y por su secretario personal Georg Gänswein.