Luiz Inácio Lula da Silva juró hoy como nuevo presidente de Brasil ante el Parlamento, en reemplazo del saliente Jair Bolsonaro. En el marco de las primeras definiciones políticas, el flamante parlamentario anunció un salario mínimo de 1.320 reales.
"Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil", expresó el líder del PT con la mano en la Constitución.
En un largo discurso de cerca de 30 minutos, Lula Da Silva, que tendrá mandato hasta el 31 de diciembre de 2026, aseguró que su asunción es la "victoria de la democracia" ante las "amenazas" de los sectores de la derecha que aún no reconocen su triunfo, consignó el sitio Noticiasargentinas.com.
"Fue la democracia la gran victoriosa", que "superó" las "más violentas amenazas a la libertad del voto", apuntó con referencia a la campaña contra el sistema de votación que libró Bolsonaro, su rival en las elecciones de segunda vuelta de octubre pasado.
"Bajo los vientos de la redemocratización decíamos: ¡dictadura nunca más! Hoy, tras el terrible reto que hemos superado, debemos decir: ¡democracia para siempre!", enfatizó Lula Da Silva.
Según dijo, "el diagnóstico que recibimos del Gabinete de Transición es terrible".
"Los recursos sanitarios se han vaciado. Han desmantelado la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología. Destruyeron la protección del medio ambiente. No dejaron recursos para comidas escolares, vacunación, seguridad pública", lamentó.
El jefe de Estado brasileño se comprometió a asistir a las capas más pobres de la sociedad.
"Ninguna nación se ha levantado ni puede levantarse sobre la miseria de su pueblo. Este compromiso empieza por garantizar un Programa Bolsa Família renovado, más fuerte y más justo para atender a los que más lo necesitan", indicó.
En ese sentido, Lula Da Silva sostuvo que las primeras medidas del Gobierno tendrán como prioridad "rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños que han soportado la carga más pesada del proyecto de destrucción nacional que hoy termina".
"Dije que la misión de mi vida sería cumplida cuando cada brasileño y brasileña pudieran comer tres comidas al día. Tener que repetir este compromiso hoy es el síntoma más grave de la devastación que ha impuesto al país en los últimos años", manifestó.