Qué se puede decir que no se haya dicho ya de Tucumán, la más pequeña de las provincias que conforman el país, pero seguro la más repleta de sucesos inverosímiles que se guardan para siempre en los anales de esta tierra.
Dejando de lado las eternas desigualdades que son explicación fundamental de las noticias más tristes y oscuras de Tucumán, nos centramos puramente en esos hechos tan difíciles de explicar, que bien pueden resumirse con el ya famoso meme: “Tucumán, no lo entenderías”. Y sin duda es la frase que más escuchamos en el año (junto con Elijo Creer).
Es que realmente no se entiende.
No se entiende cómo del drama de las inundaciones de cada año en la provincia, un drama que ningún gobierno fue capaz de paliar (al contrario), todavía hay personas que en medio de una tormenta, hacen negocio y comienzan a cobrar para ayudar a otras a cruzar la calle convertida en un peligroso río que se lleva puesto hasta autos y contenedores. $100 por persona y $150 al que pedía ayuda en moto.
Eso cobraban. Eso pasó en serio, al menos por unas horas, en la esquina de calle Bolivia y Maipú. “Yo creía que era mentira, pero después se veía bien cómo le pagaban. El tipo hizo como 15 pasadas. Acá no trabaja el que no quiere”, decía el hombre que filmó la insólita situación en medio de la inundación de abril. “Tucumán, no lo entenderías…”
No se entiende cómo en el año del censo nacional, el video de un censista tucumano se viralizó en todo el país porque salió de repente de una plantación de caña de azúcar, luego de hacer su trabajo en una casa metida en lo más profundo del cañaveral. Claramente, el video se hizo con un tono de humor, sólo buscando descontracturar la situación en medio del trabajo. Pero no pasó inadvertido y se recordó hasta cuando se demoraron meses en pagarles ese trabajo a cada uno de los censistas.
No se entiende cómo algunos funcionarios y políticos hablan como hablan y llegan a ser noticia por sus modos y palabras. “Hacete ver, también sos de esos que tienen aca en la cabeza. Sos un indio que vivís acá en Tucumán”. Terrible por donde se lo mire. Otros en cambio, tienen modos y tonos más que cordiales pero para decir cosas que van completamente a contramano de la sociedad que representan.
“Tenemos que levantar la vara. No podemos vender panchuques en el nuevo Mercado del Norte”… O sea, si alguien quiere ganarse la bronca de los tucumanos, se mete con su comida callejera, es obvio. Pero que ese alguien haya sido quien necesita de esas mismas personas convierte la situación en un completo insólito.