A la renuncia de Victoria Donda al frente del INADI, se sumó una dimisión decidida por el ministro de Economía: Sergio Massa echó al titular de la Casa de la Moneda, Rodolfo Gabrielli, tras conocerse en el Palacio de Hacienda un balance de su gestión de este año.
Disconforme con la gestión del mendocino, Massa definió su salida tras la presentación del informe que repasa el funcionamiento de la entidad en 2022. El organismo encargado de imprimir los billetes y todo tipo de documentos oficiales (como las patentes, los pasaportes o los diplomas), no cumplió con las expectativas del ministro de Economía.
Según trascendió, parte de esta disconformidad se debería a que la Casa de la Moneda importó billetes ante la demanda de impresión de pesos en 2022: hubo envíos tanto de la Casa de Moneda de Brasil como de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España.
Otra razón de Massa para echar a Gabrielli sería la lenta aplicación y puesta en marcha de los nuevos billetes anunciados por el presidente Alberto Fernández y el titular del Banco Central, Miguel Pesce, en mayo pasado. Debían estar en circulación antes del 2023 pero el proceso se demoró "inexplicablemente", según señala el diario digital El Cronista.
Gabrielli también habría quedado en la mira por el proceso de modernización para el desarrollo de servicios digitales de la entidad dispuesto por el Gobierno en abril El objetivo es que la Casa de la Moneda pueda gestionar procedimientos relacionados al "blockchain, tecnologías criptográficas y activos digitales.
En la primera modificación del estatuto de la entidad desde el 2003, este año el Gobierno definió comenzar un proceso de actualización de la entidad para que esta se adapte a las nuevas opciones digitales que vayan surgiendo, entre ellas, el desarrollo de software para emitir certificaciones digitales, el estudio de una digitalización de los productos de la Casa de la Moneda y la generación de bases de datos para "plataformas transaccionales de todo tipo".
Este proceso parece haber quedado relegado respecto a las expectativas de Massa, razón por la que definió ya no disponer de los servicios del exgobernador de Mendoza entre 1991 y 1995.