Solo Dios y Juan de la Cruz Kairuz saben lo que habrá sentido el por entonces joven jugador de Central Córdoba cuando le comunicaron que sería él quien debía marcar a Pelé en el amistoso entre el Santos y el combinado de la Federación Tucumana en cancha de Atlético. Aunque se tratase de un encuentro de exhibición, a nadie podía hacerle gracia la posibilidad de ser humillado por la habilidad del mejor jugador del mundo frente a miles de personas. Sin embargo, Kairuz -de solo 20 años- cumplió con una muy buena actuación, cerrándole los espacios al crack brasileño y anticipándolo en varias oportunidades. La tribuna aplaudía cada vez que cortaba un avance de “O Rei”.
“Recuerdo muy bien ese día. Por supuesto, es algo imposible de olvidar”, calificó el lateral izquierdo. “En los entrenamientos me probaban a mí marcándolo al número 10 de la Federación. Y llegó el gran día, 13 de enero de 1966. Me fui en tranvía desde la avenida Alem y Rondeau hasta 25 de Mayo y avenida Sarmiento. Llegamos al estadio, estaba llenísimo de gente”, describe.
Lógicamente, Juan de la Cruz estaba nervioso y exultante a la vez ante la posibilidad de jugar con la máxima estrella del mundo. “Yo era número 3, pero me pusieron la 11 para que lo marcara a él. Antes de que comenzara el partido, me acerqué a él en el círculo central y le dije: usted juegue tranquilo, que yo no lo voy a patear. Me contestó muito agradecido, muito agradecido. Por suerte, esa noche tuve la suerte de que las cosas me salieran muy bien. Eso sí, él era un jugador extraordinario, un monstruo del fútbol, y hubo algunas veces que me gambeteó y me dejó en el suelo, pero marcar al que en ese momento era el mejor jugador del mundo fue algo que recordaré por siempre”, asegura Kairuz.
Ese gran desempeño fue su boleto para el fútbol de Buenos Aires, porque esa misma noche lo compró Atlanta, cuyo presidente estaba en el estadio viendo el partido y quedó impresionado con el marcador de Pelé. “Es que Tucumán jugó un gran partido, así que hubo un par de jugadores que se los llevó Vélez y otro se fue a River”, cuenta.
Sin embargo, su noche consagratoria terminó de manera bastante particular: “yo vivía en Central Córdoba, y cuando volví estaba todo cerrado y yo no tenía llave. Así que de marcar a Pelé en Atlético pasé a tener que saltar una tapia para poder irme a dormir”.
Para Kairuz, fue una muy triste noticia la muerte de Pelé, con quien se fundió en un abrazo tras aquel partido: “siento mucho la partida de un grandísimo jugador de fútbol”.