El Papa emérito Benedicto, de 95 años, que en 2013 se convirtió en el primer pontífice en 600 años en renunciar a su cargo, está "muy enfermo", dijo el miércoles su sucesor, Francisco, que pidió a la Iglesia que rece por él.
El Vaticano dijo más tarde en un comunicado que Benedicto sufrió un repentino "empeoramiento" de su salud en las últimas horas. También indicó que su condición está "bajo control" y que está recibiendo atención médica constante.
"Quisiera pedirles a todos una oración especial por el Papa emérito Benedicto, que, en silencio, sostiene a la Iglesia", explicó Francisco en su sorpresivo anuncio en italiano al final de su audiencia general semanal.
"Acordémonos de él. Está muy enfermo, pidiendo al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final", dijo el religioso argentino, hablando en italiano.
Francisco, que visitó al ex pontífice poco después de su audiencia general, ha elogiado a menudo a Benedicto, diciendo que era como tener un abuelo en casa. Pero la presencia de dos hombres vestidos de blanco en el Vaticano ha sido a veces problemática.
Los conservadores consideran al anterior Papa como su abanderado y algunos ultratradicionalistas incluso se han negado a reconocer a Francisco como pontífice legítimo.
Hasta hace unas semanas, quienes habían visto a Benedicto afirmaban que su cuerpo estaba muy frágil, pero su mente seguía siendo aguda.
Una de las últimas fotografías que se conocen de Benedicto fue tomada el 1 de diciembre, cuando se reunió con los ganadores de un premio para teólogos que lleva su nombre. Estaba sentado y parecía excepcionalmente débil.
Desde su renuncia, Benedicto vive en un antiguo convento dentro de los jardines del Vaticano, con su secretario, el arzobispo Georg Ganswein, y algunos otros ayudantes y personal médico.