La vicepresidenta, Cristina Fernández, no defraudó las expectativas que se habían generado alrededor de su regreso al uso de la palabra, tras haber oído una condena en su contra en la causa “Vialidad”, proceso en el cual fue hallada culpable de delitos de corrupción.
En el acto de inauguración de un complejo deportivo en el partido bonaerense de Avellaneda -en el cual fue la oradora de cierre, luego de los discursos del intendente de esa localidad, Jorge Ferraresi, y del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof- pronunció una nueva diatriba contra los integrantes del Poder Judicial. En especial, contra los vocales de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) y contra los jueces que la condenaron.
En su anterior aparición pública, una alocución vía YouTube desde su despacho en el Senado, tras haber sido condenada a seis años de prisión y a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, la vicepresidenta había enfatizado que no iba a postularse para ningún cargo en la elección nacional del año que viene. “La condena real es la inhabilitación perpetua a ejercer cargos electivos, cuando todos los cargos que ejercí fueron por el voto popular. El 10 de diciembre de 2023 no voy a ser vicepresidenta. (Y) no voy a ser candidata a nada; no voy a estar en ninguna boleta”, había dicho.
Eso fue interpretado por la dirigencia política y por los medios como un renunciamiento. Pero ayer, la ex presidenta precisó aquellos dichos. “Cuando venía para este acto veía en los medios que hablaban del primer discurso de Cristina después de su renunciamiento. Pero soy ‘peruca’, y vamos a hablar clarito. Empezaron a hablar del renunciamiento de Cristina; y luego, de autoexclusión. El único renunciamiento del peronismo lo hizo Eva Perón. Ni renunciamiento ni autoexclusión, proscripción”, denunció.
Luego, señaló que en aquella ocasión no había hablado “en caliente”, sino que había pronunciado un discurso muy pensado. “No estaba enojada; fue meditado. Acá hubo proscripción. Y esa estrategia no es nueva. La comenzaron a pergeñar al día siguiente de aquel 9 de diciembre de 2015. Primero armaron un juicio; y con una precisión y una cronología electoral casi quirúrgicas decidieron que me iban a sentar en el banquillo el 21 de mayo de 2019: 15 días antes de que cerraran los plazos para armar los frentes electorales que disputarían la Presidencia. Pero desarticulé esa maniobra proscriptiva tres días antes, cuando anuncié que íbamos a ir a un frente con quien hoy es presidente. Y luego estiraron el juicio para que llegara otro turno electoral”, acusó.
Puntualizó que no se trataba de una acción solamente contra ella. “La proscripción es un acto de disciplinamiento hacia el conjunto de la dirigencia política; para que nadie se vuelva a animar a recuperar las AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) o YPF, a sancionar la Ley de Medios, a mejorar la distribución del ingreso de modo tal que los trabajadores participen en más del 50% del PBI, a que tengan el mejor salario, a que se destine a la educación un 6% del PBI, a desendeudarse del Fondo Monetario Internacional (FMI). La proscripción no es contra mí, sino contra el peronismo”, dijo.
Las duras críticas a la Justicia continuaron. “Esto es como el fútbol, cuando un árbitro bombea a un equipo. En la Argentina necesitamos árbitros en serio en el Poder Judicial, que apliquen la ley y que hagan que todos seamos iguales ante esta”, reclamó.
Cerró su discurso con una propuesta de eslogan para las elecciones del año que viene. “La consigna debe ser ‘Argentina y democracia, sin mafias’. Los argentinos nos la merecemos”, finalizó.
En un momento se refirió al conflicto entre el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Estado nacional, acerca de los fondos coparticipables. “(El ex presidente Mauricio) Macri modificó con un decreto simple lo que le tocaba al Gobierno nacional y le dio muchísimo a la ciudad más rica de la Argentina. Después, esto que fue discutido por gobernadores, y fue resuelto por otro decreto, del presidente, Alberto Fernández. Pero no quedó en un decreto simple, hubo una ley del Congreso de la Nación que consagró ese decreto y esa nueva distribución. La Corte hizo caso omiso a esa ley”, arremetió.