Animales que hablan de cuestiones muy humanas

Animales que hablan de cuestiones muy humanas

El grupo de Teatro de Niños y Jóvenes del Ente Cultural repone “Los casos de Juan, el zorro”.

UN ELENCO NUMEROSO. Lilian Mirkin unificó los grupos de Teatro de Niños y Jóvenes para montar con 35 artistas “Los casos de Juan, el zorro”.  UN ELENCO NUMEROSO. Lilian Mirkin unificó los grupos de Teatro de Niños y Jóvenes para montar con 35 artistas “Los casos de Juan, el zorro”.

Juan es un pícaro zorro, que utiliza todas sus habilidades para sobrevivir en un entorno hostil, junto a otros animales del monte. Sus aventuras le sirvieron a Bernardo Canal Feijóo para hablar de la condición humana, con sus clarooscuros, y es la historia elegida por Lilian Mirkin para cerrar el año del grupo de Teatro de Niños y Jóvenes del Ente Cultural de Tucumán.

Esta noche, a las 21, será la última función de “Los casos de Juan, el zorro” en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), con entrada libre y gratuita y 35 actores y actrices en escena.

“Las obras siempre me llegan o por recomendaciones de amigos o por propia intuición, y en este caso me resonó desde principios de año cuando viajé a Santiago del Estero. Cuando finalmente la leí dudé un poco porque tiene una temática fuerte: la muerte, la supervivencia, la mentira, etcétera, pero al mismo tiempo es dinámica, no pretende dejar duras enseñanzas ni superficiales moralejas, sino sólo cuenta situaciones donde el solitario zorrito, astuto siempre, sale ileso de las travesuras que él mismo entreteje. Me pareció muy divertida”, le dice la directora a LA GACETA.

- ¿Qué te permite contar?

- Es una obra muy ingeniosa y profunda que habla del instinto de la vida como una carrera de supervivencia constante y de la búsqueda de la libertad como un juego primordial. Hay una relación directa con la música y el arte aparece como una forma de afrontar la vida. Con los chicos y chicas siempre hemos hablado que este zorro podría ser cualquier personaje de la calle que también anda en busca de alimento y diversión.

- ¿De qué modo trabajaron?

- Desde el inicio hicimos una caracterización entre lo animal y lo humano, o sea que los personajes tienen ambos rasgos a la vez. Eso fue lindo de investigar, buscaron información sobre cómo era y cómo se comportaba cada animal e incluyeron esas características en sus composiciones actorales. La obra nos permitió jugar también con nuestra propia animalidad interior.

- Canal Feijóo recupera la fábula clásica, pero la argentiniza, ¿qué aporta este género al relato teatral?

- El autor organizó relatos orales y fábulas de animales del norte de nuestro país en una dramaturgia ágil y con un lenguaje riquísimo que propone un sinfin de juegos teatrales. Tuvimos la intención de explorar la comicidad de cada escena con recursos acordes a la experiencia actoral propia.

- ¿Fue complejo este proceso de vincular a los dos grupos de niños y de adolescentes?

- Al contrario, fue muy llevadero el proceso porque empezamos con tiempo. Todos sabían, desde el comienzo, que las exigencias iban a ser muchas, pero la mayoría se adaptó a un trabajo fluido y sostenido. Se experimenta algo hermoso cuando juntás los dos grupos y como esta obra tenía tantos personajes se pudo hacer: los más pequeños observan a los más grandes ensayar y hasta se aprenden sus textos; hay una inteligencia mimética que empieza a ejercitarse que es fundamental para los actores. Además hay una dinámica ya establecida en el trabajo que los más grandes van enseñando a los más pequeños.

- ¿Qué mensaje querés dejar?

- Más allá de lo artístico y del mensaje de la obra que cada espectador podrá interpretar, lo que me gustaría es que se valore la actividad artística como un espacio de formación constante. Detrás de escena hay mucha gente idónea trabajando y eso tiene un gran valor; el teatro tiene muchas patas para sostenerse y su gran estructura funciona cuando las relaciones humanas congenian en un mismo fin. Es gratificante cuando el aporte de cada uno (actores, músico, utileros, iluminador, técnicos, vestuaristas, escenógrafo, etcétera) va develando la obra que aparece con una voz propia. La fuerza de la creación colectiva es lo que me gustaría resuene, más allá de lo que el autor plasmó en este hermosísimo texto, para valorar el trabajo conjunto como una acción cultural y social fundamental.

- ¿De qué forma funciona el teatro en los niños y adolescentes?

- Ellos se fascinan jugando a “ser otros”, porque se les abre un universo de posibilidades para explorar emociones, reacciones y situaciones diversas. Es una manera también de reflexionar sobre el cuerpo y con los otros, sobre los temas que se te ocurran. Pueden armar un relato cómico, absurdo, dramático o trágico. Es maravilloso porque te permite pensar sensible y expresivamente en un espacio común y colectivo.

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