Hay varios condimentos que hacen de esta final del Mundial de Qatar un cóctel imposible de no beber si estás en el emirato. Repasemos en limpio, sin importar el orden: volvemos a una final después de ocho años y medio, con el mejor Leo Messi que el fútbol global pueda soñar. El es causa y efecto. Leo es magia en estado puro; Leo es el ser espectral al que todos ven pero nadie puede tocar. Y ese Leo, el que todos aman, incluidos los franceses, no volverá a jugar un Mundial. “Es mi último partido”, lo dijo él, nadie lo inventó.
Entonces, sabiendo lo que hay en juego y que el mejor de todos anunció su retiro de la Selección en Copas del Mundo, imaginen lo que significa para un argentino no poder acceder a la compra de una entrada cuando su viacrucis arrancó desde el histórico 1-2 con Arabia Saudita.
La formación de grupos de WhatsApp fluye como ninguna otra. Están los de siempre, los del Barwa, la tierra más argentina del mundo a kilómetros de casa; están los de información sobre tickets; están los que piden “esperar hasta el final” y están en donde podés ofrecer dinero para comprar tu platea a precio reventa.
Barajamos el termómetro de estos canales.
Los del Barwa: ya desde la semifinales con Croacia que apostaron a no caer en la trampa del sobreprecio. Se mueven en bloques y confiando en dos o tres interlocutores que son los que han gestionado y conseguido una mejor calidad de vida para ellos en el barrio. Confían en que habrá una solución, y esa solución podría llegar desde la FIFA misma cuando libere sobre la marcha los tickets para la final del domingo con Francia.
Es tan familia la gente que vive en el Barwa que se ha ayudado en todo, desde cambio de dinero a conseguir remedios en casos de emergencia; también está en el barrio Mati Teclas, el cantante que ha sabido mover a todos con sus melodías, y que tiene llegada a los jugadores. Quizás Mati pueda llegar hasta un integrante del plantel vía WhatsApp y ver si éste puede gestionar alguna solución con la AFA. Difícil pero no imposible.
Los expectantes: Así como en el Barwa se mueven todos para el mismo lado, en los grupos que se formaron para estar recibir info por si aparecen tickets para la gran final, se pide paciencia y que nadie compre nada. Que no les tiemble el pulso. Según uno de sus integrantes, él compró siempre por canales oficiales el último día de partido, a horas de iniciar los partidos. Es arriesgado pero valió la pena. aseguró. La otra es esperar que los fans que se aventuraron a comprar entradas para la final las liberen, ya que su equipo no llegó. Se habla de un grueso importante de brasileños y marroquíes. ¿Será?
No queda otra que seguir esperando. También se habló de una gestión por parte de los locales, que puede conseguir entradas. En los estadios no se pide confirmación de nacionalidad, por lo que puede ser una buena opción y a un costo considerablemente más bajo que la reventa. Aunque también sea reventa.
Canal de revendedores: Los precios, ustedes saben, no tienen techo. Lo más económico gira en torno a los US$2.000 y puede seguir subiendo si desde la FIFA no sueltan algo. Los precios se van a mantener altos porque son muchos los argentinos que están dispuestos a pagar por una entrada. Si hicieron el gasto de pagar alrededor de $1.5 millones por un aéreo, vea usted si no pagará por ver a Leo en la final. Hay muchos franceses en busca de tickets también, aunque ellos sí pusieron un techo. “No pagar más de un 30% a 40% de su valor real”.
Créase o no, todos los caminos conducen a un mismo lugar, al estadio de Lusail el domingo, el estadio que para los argentinos es su segunda casa, y como tal, allí nos tocó sufrir, llorar, festejar y ahora permitirnos soñar e imaginar que la gloria está a la vuelta de la esquina.