Cuti Romero con LA GACETA: su devoción a San Messi y la dedicatoria a sus amores

Cuti Romero con LA GACETA: su devoción a San Messi y la dedicatoria a sus amores

El cordobés de 24 años tuvo una meteórica carrera para adueñarse del puesto en la defensa de la Selección.

IMPASABLE. Cristian Cuti Romero fue implacable en la marca del croata Bruno Petkovic. IMPASABLE. Cristian "Cuti" Romero fue implacable en la marca del croata Bruno Petkovic. REUTERS

Aquel suspiro acompañado de un leve movimiento con sus labios dice mucho más de lo que duró aquel instante en el estadio de Lusail. Ese suspiro nos enseñó a captar el aura del Cristian Romero devoto a una religión que lo ha conducido por el buen camino en el seleccionado argentino. Aquel suspiro reflejó su devoción por los colores, por el liderazgo del mayor predicador del fútbol mundial, San Lionel Messi. El Messi de la gente, el Messi más argentino que el Obelisco, el Messi de todos y para todo el fútbol.

El Messi 100% astral que Cuti fue a buscar después de concretar con la Selección el pasaje a la final del Mundial de Qatar. “Todos saben lo que es como jugador, pero lo que siempre me voy a llevar de él es la clase de persona que es. Es un referente, un tipo que siempre va por más. Quedó demostrado. Ustedes, más que todos, lo saben. Le han pegado tanto y lo mismo volvió a levantarse y a salir en busca de nuevas cosas. Ha ganado una Copa América, es un referente como lo son Di María, Otamendi y el Kun, que no está, para nosotros”, rindió pleitesía quien hoy es el presente de la defensa argentina, y que después de esta Copa del Mundo continuará siéndolo. Porque este chico de 24 años, hermano de dos varones y nacido en Córdoba, es también el futuro de la defensa.

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La carrera deportiva de “Cutie” (lindo), como suele decirle su gran amigo en Tottenham, el coreano Son Heung-Min, puede exponerse como un flash de arte moderno. Cuando nosotros padecemos la eliminación de Rusia 2018, él a los 20 se ganaba su lugar en Genoa, de la Serie A italiana. Un año después, Juventus lo compró por 26 millones de euros y lo cedió a Atalanta donde se consagró como un zaguero de élite y fue reconocido como el mejor de todos en su puesto en el Calcio. Así de rápido voló Cuti.

Tan rápido que solo los hábiles supieron de su existencia cuando recién comenzaba a carretear en Atalanta. Lionel Scaloni fue quien apostó por él en la Selección y  Scaloni también fue quien nos enseñó a rendirnos a los pies de este gigante, ahora con residencia en uno de los clubes top de la Premier League inglesa como los Spurs.

El desconocido Romero fue quien se ganó el lugar en la zaga de la Selección, es el que forma una sociedad casi perfecta con Nicolás Otamendi; es el que jugó lesionado dejando todo contra Brasil en la Copa América 2021, porque por nada del mundo quería perdérsela, y es el que festejó la Finalísima con Italia este mismo año antes de venir a Doha y escribir lo que para nosotros es ya un cuento de hadas: haber vuelto a la final de un Mundial y estar a días de luchar sanamente por el trofeo de Campeón.

Cuti es para los delanteros en esta Copa del Mundo lo que para nosotros una piedra en nuestro zapato: la mismísima esencia de la incomodidad absoluta.

Caminando con la frente en alto, con el orgullo del deber cumplido, Romero charla con LA GACETA. Yo no quiero preguntarle nada, solo me interesa escuchar lo que le “salga”. Y lo invito a eso. “La verdad, no me hice un segundo para pensar lo que logramos. Cumplimos el primer objetivo que vinimos a buscar como grupo, estamos muy contentos por el gran trabajo y espíritu que tiene este equipo. Quedó demostrado de nuevo que somos unos leones y que pase lo que pase el domingo vamos a dejar la vida para poder llevar la copa a casa”, sería yo demasiado hipócrita si no les confesara que sentí ganas de pedirle permiso para darle una abrazo de “muchas gracias”.

Egresado de la universidad de la adversidad, Cuti no se olvida del país, de nosotros, de lo que significamos para la Selección. “Lamentablemente este es un deporte y seguramente el que nos toque enfrentar va a querer lo mismo que nosotros, pero vamos a dejar la vida. Los 47 millones de argentinos se van a sentir identificados con estos jugadores”, sí señor.

Entonces "Cuti" le confiesa a LA GACETA qué fue lo primero que se le vino a la cabeza después de confirmarse la clasificación a la final, después del pitazo final en Lusail. “Nada, en mi hijo (Valentino) y mi mujer (Karen) que estaban en la tribuna, que son los que siempre están; que son los que por ahí la sufren más que uno. Este triunfo va para ellos que siempre están cuando más los necesito”.

Y luego de ese “entonces” se despide con un suspiro. Le nombré a San Lionel y no hicieron falta las palabras. Con un suspiro bastaba para entender lo que siente. Y lo que sentimos los argentinos en Qatar.

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