La suya es una de esas apariciones mágicas gratamente recibidas por un plantel. En este caso y en esta Copa del Mundo, quien se había subido al avión en carácter de “buen reserva” fue Julián Álvarez, el mismo Julián Álvarez hoy revestido de goleador y figura clave en la estructura de la Selección. Así lo afirmó el propio rey, el propio Lionel Messi en la zona mixta del estadio de Lusail cuando el boleto a la final ya estaba en su bolsillo.
“Creo que nadie imaginaba que Julián iba a tener la participación y el peso que está teniendo en este Mundial. Su juego es espectacular; hoy hizo un partido extraordinario, abriendo el juego, corriendo y peleando con todos. Para nosotros fue una aparición extraordinaria. Se lo merece porque es un chico estupendo”, aplaudió el capitán, que volvió a ser reconocido por la FIFA como el mejor de la cancha frente a Croacia. Sin embargo, el 10 aseguró que la mención debía haber sido para el goleador del Manchester City.
Julián es para la Selección lo que una pesadilla para sus rivales. Al equipo le genera una serenidad absoluta en cancha, mientras que al contrario no le da respiro. Sin ir más lejos, su voluntad para jamás dar un balón por perdido, aun estándolo, le trajo sus dividendos al grupo, como contra Australia (robo al arquero y gol) y como en esta noche maravillosa de Doha ante los subcampeones de Rusia 2018. Fue él el que generó la contra y el penal que Leo cambió por el 1-0. Fue él, que de guapo marcó el 2-0; y fue él quién selló el partido después de una jugada extraordinaria del más venenoso de los venenosos de Qatar 2022: Leo.
“No hace falta que diga las cosas que hace Leo o que puede hacer. Siempre hay que estar preparado, porque sabemos que él puede hacer cualquier cosa con la pelota. En esa jugada estuve esperando en el área porque sabía que él lo podía hacer. Y bueno, fue un lindo gol, todo suyo”, agradeció el ex River, siempre con la mesura que lo caracteriza y su posición de “chico” en un seleccionado que lo tendrá como abanderado de la nueva generación de ilusionistas argentinos.
Julián fue uno de los primeros en anticiparse a los periodistas en el subsuelo de Lusail. Entonces LA GACETA pudo aprovechar un mini ida y vuelta con el artillero y conocer qué es lo que “va por dentro”, cómo maneja “esa procesión de emociones constantes”.
- ¡Qué noche Julián, qué noche!
- “Sí, siento un orgullo inmenso por llevarles esta alegría tan grande a los argentinos”, le responde a este diario el cordobés, mirando ya hacia el domingo, hacia la gran final del Mundial, mientras espera por Francia o Marruecos.
A diferencia de los partidos con los australianos y el drama de los penales con Países Bajos en cuartos de final, el cierre de esta primera llave de semifinales con Croacia fue más bien un paseo, por cómo supo Argentina imponerse en el juego gracias a Leo, a Julián y a sobreponerse a jugar sin llevar el control del balón.
Por eso, con el pitazo final llegó el desahogo. “Pensé en mi familia, en la gente que me apoyó siempre, en las buenas, en las no tan buenas”, le dijo a LA GACETA y siguió. “Mi familia está acá, mi novia; es un orgullo para mí que puedan disfrutar de este momento tan importante conmigo”. Así como él lo disfruta en familia y con el plantel, los argentinos también lo disfrutamos.
Ni hablar de lo que sintió por convertir un doblete en esta instancia. “De chico fui hincha de la Selección y ahora estar de este lado y poder ayudar al equipo a darles una alegría a los argentinos es increíble”.
El mejor ejemplo de lo que es el grupo, independientemente de los resultados, fue el abrazo casi de hermanos entre Lautaro y Julián, cuando fue reemplazado. El “Toro”, que perdió el puesto con Julián, fue a buscarlo para felicitarlo. “El grupo es el mismo desde hace mucho tiempo. Todos tiramos para el mismo lado. Siempre digo que trato de dar lo mejor en la cancha o desde donde me toque. Todos pensamos igual, por eso es el abrazo”, fue su respuesta a LA GACETA, y se despidió hasta el domingo.
Que sigan los éxitos, Julián; los argentinos, encantados.