Lo que sobra, a dos días de una semifinal mundialista, es ansiedad. Sin partidos para ver, con la Selección entrenándose a puertas cerradas, cualquier apostilla es noticia. ¿Dónde hay una novedad fuerte cuando todo es un mar de conjeturas, de comentarios de medio pelo, de repaso de redes sociales, de un sobreanálisis extendido durante horas? Es un domingo extraño en Doha, de hinchas buscando alguna novedad urbana que se les haya pasado por alto o, directamente, recorriendo los shoppings de siempre. Ni siquiera es un lindo día de playa. Las reuniones se multiplican, en las charlas se repiten los temas y las historias. Los colegas no dejan de dar vuelta sobre lo mismo: ¿juega Di María? ¿Sigue con línea de cinco? ¿Y qué pasará con Miss Croacia? ¿La veremos nuevamente en acción, tras ser expulsada del estadio en pleno duelo con los brasileños?
Así como se desmenuzó a Países Bajos, ahora la cuestión es mirar a Croacia. Las atajadas de Livakovic, la clase de Modric, todo lo que juega el pibe Gvardiol, la eterna presencia de Brozovic y de Perisic. “¡Y ya lo ve, y ya lo ve, tu camiseta, es un mantel…!, les cantaban los hinchas argentinos a los croatas hace cuatro años en Nizhni-Novgorod. Lo cantaban de lejos, porque si hay en un Mundial tipos grandotes y con cara de pocos amigos son precisamente los croatas. Nadie esperaba ese día la paliza (0-3), principio del fin del experimento Sampaoli. El martes, el equipo balcánico será bastante parecido al que ganó aquella tarde-noche en el corazón de Rusia. Los sobrevivientes, bien ilustres, siguen en carrera y a ellos apela el simpático DT Zlatko Dalic.
La FIFA ayuda a mover el avispero con un par de anuncios. Informa que los cuatro partidos restantes se jugarán con una nueva pelota, llamada Al Hilm (significa “el sueño” en árabe), ya que hasta aquí la utilizada era la Al Rihla (que significa “el viaje”). Ambas cuentan con la misma tecnología incorporada para la detección del off-side, lo que cambia es el diseño y los colores que la revisten. Es, a fin de cuentas, otro producto para la galería de ofertas que proporciona Adidas, sponsor oficial de la FIFA. Por otro lado, se conoce que el italiano Daniele Orsato dirigirá el partido con los croatas. Es el mismo del Argentina-México de hace unos días, una elección que cae bien en el cuerpo técnico y en la dirigencia. Hay mucha sensibilidad con el tema arbitral por estas horas en Doha.
â½ï¸ Llega la pelota Al Hilm, para acompañar el sueño de todo un paÃs... ð¦ð·#TodosJuntos #adidasfootball #WorldCup @adidasAR pic.twitter.com/o40zJXzZDh
— Selección Argentina ð¦ð· (@Argentina) December 11, 2022
¿Qué pasó con Momo?, pregunta un hincha. “La FIFA lo echó”, aporta otro. Pero, ¿de quién se trata? Momo Benavides, presentado como influencer y streamer, se encargaba de agitar a la hinchada argentina en los estadios. Fue una idea que la FIFA puso en marcha en Qatar: convocar a una figura relacionada con cada una de las 32 selecciones para que fueran su “voz” antes de los partidos y en los entretiempos. Entonces Momo leía la formación, daba alguna opinión y lanzaba cantitos para que la barra los siguiera coreando. El problema es que en medio de las bataholas, la noche “caliente” contra Países Bajos, Momo quedó en el medio y “no respetó los protocolos”. Esa fue la razón para que decidieran el fin de sus servicios. Fiel a su esencia, el video explicativo que compartió en redes sociales ya forma parte de todos los reels habidos y por haber.
Justamente, la cuestión disciplinaria contra Argentina, a partir del expediente que abrió la FIFA, continúa pendiente. Desde la noche del viernes el debate se mantiene abierto y hay cierta sorpresa en Doha por el tratamiento que se le dio en nuestro país, donde se alzaron voces de enérgica censura contra la Selección. Los jugadores y sus allegados preguntan por qué no se mide con la misma vara a Países Bajos, cuyos futbolistas eran los que hablaban mientras se desarrollaba la tanda de penales. También, y esto es tan viejo como el fútbol, es una estrategia para encerrarse y fortalecerse ante un “afuera” hostil, representado en este caso por cierta prensa que viene siendo muy crítica con la Selección.
Ya caída la noche llegaron los datos acerca de la práctica, esa clase de información que tanto molesta a Scaloni y compañía (“¿cómo saben, si es a puertas cerradas?”, se quejó antes del partido del viernes, a partir de los rumores sobre el tema De Paul). Pues bien, por lo visto ayer no hay ninguna certeza sobre el equipo que saldrá a la cancha el martes. Se sabe que el DT probó con tres esquemas: un 4-3-3 con Di María de titular; un 5-3-2, sin Di María y con Lisandro Martínez en el fondo; y un 4-4-2, sin Di María y sumando a Paredes al trío Enzo Fernández-De Paul-Mac Allister. Los laterales, claro está, serán Molina y Tagliafico, a causa de la suspensión por doble amarilla de Montiel y de Acuña.
La mecánica del lunes no guarda secretos. A la siesta, Scaloni y un jugador (a confirmar) brindarán una conferencia de prensa y a la tarde se realizará el último entrenamiento en la Universidad de Qatar, con los 15 minutos iniciales abiertos a las cámaras. El martes será de espera hasta las 22 (hora de Doha, las 16 en Argentina), cuando una vez más el estadio Luseil le abra sus puertas a la celeste y blanca. Por fin habrá noticias frescas y contundentes, también infinidad de emociones. Lo necesario para pasar estos extraños días sin fútbol en la recta decisiva de la Copa del Mundo. Tan raros que la inquietud llegó a centrarse en dónde conseguir una remera con la frase “qué mirás, bobo”.