Si para algo nos fue preparando Marruecos fue para esto, para no sorprendernos del equipo que hoy es semifinalista del Mundial de Qatar 2022 por mérito propio. Nadie le regaló absolutamente nada, fue todo a pulmón y dejando en el camino a grandes cucos con pergaminos suficientes como para llamarse candidatos. Nada de eso importó a los africanos, ¿saben por qué? Porque este equipo es mucho más que una linda revelación para el planeta fútbol.
Marruecos demostró saber jugar en equipo, defender con el corazón, atacar con la cabeza y contar una hinchada que sería su jugador número 12. Así como los argentinos disfrutamos a los nuestros alentando sin parar, el flamante tercer semifinalista del Mundial también.
Habiendo dejado en el camino a España por penales en octavos de final, Marruecos ya había escrito una nueva historia en su país, pero esta noche escribió otra: no necesitó de tiempo extra ni de alargue para eliminar a Portugal, justamente el que corría con la ventaja de ser amplio favorito en las casas de apuestas. No puedo decir que lo borró del mapa pero sí que supo anularlo y bloquear cualquier intento de revolución.
En este tipo de instancias no solemos ver partidos abiertos, generalmente se definen por pequeños detalles, por milímetros ganados que pueden acercarte a la gloria, o por milímetros perdidos que pueden enviarte al infierno.
Algo así le pasó a los portugueses, una vez más con Cristiano Ronaldo en el banco de suplentes. Sobre el cierre de la primera parte, Diogo Costa calculó mal la salida de una buena contra marroquí y En-Nesyri recostó la pelota sobre la red con un cabezazo improlijo pero efectivo al final de cuentas. Si era merecido el resultado, claro. Portugal apenas si amenazó con tomar el timón con un Bruno Fernández lejos de ser el armador que vimos hasta los octavos de final, y con un Joao Felix ubicado en los momentos justos pero descalibrado para acertarle al arco.
Fue toda una explosión para esta partida de ajedrez que uno se vaya al descanso en ventaja. Ambos habían apostado a mover el balón por las bandas, a utilizar el medio en caso de emergencia y a rotar nombres arriba para someter al rival a la duda del efecto sorpresa. En ese rubro, Marruecos también fue superior, aunque no lo ratificó en el resultado. Su mejor arma fue jamás salirse de los estribos.
Continuar hablando del partido en sí no tiene mucho sentido. Quizás sí destacar que Marruecos, a diferencia de la Selección y de Brasil fue el que mejor entendió el concepto de “cómo cuidar el resultado” sin sufrirlo hasta el infarto. Es verdad que Pepe y Cristiano Ronaldo tuvieron una para traer a Portugal al partido nuevamente, ya sobre el ocaso de los 8 minutos de tiempo extra y con la soga cada vez asfixiando más a Portugal (cabezazo desviado y remate cruzado al cuerpo de Bono), pero Marruecos también estuvo cerca del 2-0. Entonces, como dije al principio, los detalles hicieron la diferencia.
Ahora miremos hacia lo que viene en semifinales, que representan los africanos para su futuro contrario: un peligro sobre ruedas.
Generalmente, uno se conforma con una figura por línea y que el resto acompañe, sin embargo, Marruecos nos ofrece dos por sector, de base. El nivel de sus futbolistas es superlativo. Y quiero mencionarlos.
Bono: lo veo muy zurdo con los pies pero tiene manos pegajosas y jamás da licencias en el arco. Ya vimos lo que puede hacer en los penales.
En la defensa, Hakimi no solo bloquea el lateral derecho sino que es opción en ataque y sirve de contención en el mediocampo. El compañero de Leo en PSG la está rompiendo. A su izquierda tiene a Jawad El Yamiq. Lo que juega este central, entiende a la perfección su función y tiene buena gambeta. Le gustan los lujos.
En el medio: es el volante tapón y el primero en salir a apagar los incendios. Sofyan Amrabt viene jugando un Mundial excepcional. Si me atrevería a compararlo con un argentino, diría que es el Mascherano de 2014 con mejor pie para atacar. Tremendo lo suyo. Azzedine Ounahi es el atrevido, el distinto de los cuatro del medio. Tiene una gambeta corta envenenada.
Y arriba, las referencias son impecables: En-Nesyri, Boufal y Ziyech, un tridente de temer.
No descubrí la pólvora destacando a Marruecos, pero sí una grata sorpresa al toparme con un equipo que demostró que no se le achica a nadie y que a pesar de no “ser un histórico”, su fútbol en Qatar 2022 puede llevarlo a continuar haciendo historia.