LIMA, Perú.- Dina Boluarte se convirtió el miércoles en la primera presidenta de Perú, en medio de una vorágine política cuando su antecesor y ex jefe, Pedro Castillo, fue destituido en un juicio político y detenido por la policía luego de tratar de cerrar el Congreso, que intentaba -por tercera vez- removerlo del poder.
Boluarte, de 60 años, que arrancó la jornada del miércoles como vicepresidenta y, por tanto, siguiente en la línea de sucesión de Castillo, se enfrenta ahora al desafío de sanar un Perú dividido donde la presidencia ha estado enfrascada en una batalla con el Congreso durante más de un año.
“Solicito una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional”, dijo en su primer discurso, tras jurar como el sexto mandatario del país en sólo cinco años. Ella se comprometió a formar un amplio gabinete de “todas las sangres”.
“Pido un plazo, tiempo valioso para rescatar al país de la corrupción y el desgobierno”, agregó.
Salto político
Abogada de formación, Boluarte era hasta hace poco tiempo una desconocida para la mayoría de peruanos. En 2018 logró apenas un 4% de los votos en la elección de alcalde para un distrito de Lima y perdió el año pasado una candidatura para un escaño en el Congreso.
Saltó a la fama junto a Castillo, como vicepresidenta en la fórmula presidencial, cuando la pareja ganó las apretadas elecciones del 2021 con el partido marxista Perú Libre.
Nacida en Apurímac, una de las regiones de los Andes del sur del país, donde Castillo logró el mayor apoyo, Boluarte pasó años trabajando fuera del centro de atención en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, que registra nacimientos, matrimonios y muertes en el país.
En el cargo de vicepresidenta, Castillo eligió a Boluarte como su ministra de Desarrollo e Inclusión Social, cargo que logró mantener en medio de varios cambios en el gabinete.
“Aunque no tiene experiencia previa en política, creo que después de un año y medio de ser ministra -roles que tienden a ser de corta duración- ella ha ganado mucha experiencia política que le servirá ahora”, dijo el columnista político Gonzalo Banda.
Boluarte ha demostrado ser alguien que “va con la corriente”, añadió el analista Andrés Calderón, señalando cómo se distanció rápidamente del fundador del partido marxista, Vladimir Cerrón.
En las últimas semanas, Boluarte también se desmarcó del ahora ex mandatario, renunciando a su cargo como ministra del Gabinete luego de una remoción en el equipo de Castillo, en lo que algunos vieron como una escalada en su enfrentamiento de meses con el Congreso dominado por la oposición.
Esos movimientos sugieren que ella “tiene una mejor lectura sobre política y es más complaciente que su predecesor, lo que podría ayudarla permanecer en el cargo hasta el 2026”, dijo Calderón.
El destituido ex presidente, en tanto, se enfrentaba ayer a una investigación por rebelión, mientras era trasladado a una prisión donde espera la definición de su situación. Los legisladores votaron, abrumadoramente, a favor de destituir a Castillo, lo que provocó la rápida caída del presidente, luego de que su intento de disolver el Congreso y gobernar por decreto se vio frustrado ese mismo día.
La decisión fue avalada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que consideró el intento de Castillo como “decisiones contrarias al orden constitucional”, y dijo en un comunicado que reconoce la respuesta democrática de las instituciones del Estado y “llama a garantizar la gobernabilidad respetando el Estado de Derecho”.
Castillo fue detenido el mismo miércoles, acusado de “rebelión y conspiración”, según la fiscalía, lo que se suma a otras investigaciones por corrupción.
En la vista preliminar de ayer evaluó la legalidad de su detención y se abordó una investigación de la Fiscalía General sobre las acusaciones de que orquestó una supuesta rebelión.
El abogado de Castillo, Víctor Pérez, rechazó la acusación de rebelión en la audiencia, argumentando que tal acto implica el uso de armas y violencia, lo que nunca ocurrió.
El ex presidente asistió a la audiencia por teleconferencia y se le preguntó si quería dirigirse al tribunal, pero no quiso hacerlo.
El mandato de 17 meses de Castillo, de 53 años, que proviene del Partido Comunista de Perú, estuvo marcado por una rotación sin precedentes de altos funcionarios, así como por múltiples escándalos de corrupción que él desestimó como esfuerzos políticamente motivados de enemigos conservadores en el Congreso, para socavar su Gobierno.
Castillo está detenido en una prisión policial de la capital, Lima, donde también está recluido otro ex presidente, Alberto Fujimori. Su hija, Keiko, fue la rival de Castillo en las elecciones presidenciales y se convirtió en su principal enemiga política.
En los próximos días, Boluarte, podría nombrar un nuevo gabinete para dirigir el segundo mayor productor mundial de cobre, con grandes expectativas de que opte por un Gobierno de unidad.
Por lo pronto, Boluarte, ya anticipó que considera que la propuesta de algunos de adelantar elecciones es “democráticamente respetable”, pero que primero analizará con las organizaciones políticas cuál sería el mejor camino para el país.
Según la Constitución, Boluarte debe completar el actual mandato gubernamental hasta julio del 2026. (Reuters)