Por Leo Noli
05 Diciembre 2022
DISTENDIDOS. Los jugadores se muestran de buen humor para encarar la semana previa al partido ante Países Bajos. FOTO TOMADA DE TWITTER.COM/ARGENTINA
Empezamos. Si me preguntan cómo deberíamos medir el humor de la selección argentina, sin apurarme les garantizo que vuela por los aires. Supera el 10 de la camiseta del más grande de todos, de Leo Messi. Entonces, con una base moral de 20 puntos, paso a comentarles cómo fue esta primera sesión de entrenamiento en la Universidad de Qatar pensando ya en el partido del viernes, por los cuartos de final del Mundial con Países Bajos.
Vamos.
Hago los deberes con tiempo, combino como corresponde las estaciones dorada y roja, la que nos lleva a Lusail y espero por el minibus blanco que nos dará el último empujón hacia esa mini ciudad intelectual llamada Universidad de Qatar.
Ustedes sabrán, las mujeres y los hombres no se cruzan en esta institución en época de clases, cada uno en su bloque. Para nosotros, esta división suena extremadamente rara (ya les contaré despuéss más del tema) y la vincularíamos con cuestiones de género que jamás entenderemos de la cultura de Islam. El machismo, quiérase o no, está impregnado en la tradición de este país. No por las formas ni el trato a la mujer de hoy, sino por este tipo de “pequeñeces” que para nosotros son un mundo. Bueno, me fui por la tangente, vuelvo al fútbol, a la Selección, que es lo que importa.
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Una hoja impresa forrada con el folio que podemos comprar en la mercería de la vuelta de casa nos indica que no hablemos con el chofer mientras conduce. Cada uno de los que ingresa al bus saluda al chofer de origen africano, y luego evita la distracción. Desde la estación Universidad de Qatar al campo donde Argentina suele entrenarse, debe haber algo más de 3 kilómetros, quizás cuatro. Mientras avanza la combi, se ven edificios de la facultad, una sede del Banco Nacional de Qatar y hasta una oficina de Género. Superamos dos rotondas y llegamos. En la puerta nos espera una flota de guardias de seguridad, debemos pasar los chequeos de rigor y nuestras pertenencias por el scanner. Adentro, sigamos.
Desde el acceso hasta la cancha número 1 de práctica habrá unos 40/50 metros. Ante nuestros ojos, vemos dos mesas de billar infernal, porque así podríamos describir la perfección del césped. Todo está fríamente calculado acá. Hasta la tribuna que se puso a disposición para la prensa. Los medios que visitan habitualmente las sesiones de los dirigidos por Lionel Scaloni largamente superan los 200.
BUENA ONDA. ARCHIVO / FOTO TOMADA DE TWITTER.COM/ARGENTINA
A la derecha del acceso, una carpa blanca cumple la función de sala de prensa nacional y de trabajo para fotógrafos y periodistas. Sigo.
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El primero en asomar por una puerta paralela a uno de los dos arcos que hay en el campo es Lionel Scaloni. Su única compañía es una pelota, la tiene atada sobre su pie derecho. La acaricia, menea con ella y después la hace rodar un poco.
Faltan alrededor de cinco minutos para que la práctica de inicio, entonces se abre el canal sorpresa: Lautaro Martínez y Alexis McAllister entran el campo y empiezan a improvisar un mano a mano con otra pelota.
De a puchos va sumándose el resto del grupo. Arqueros por un lado, con Emiliano Martínez como alfil, seguido por Franco Armani y Jerónimo Rulli; y por el otro los jugadores, separados en un bloque grande, loco mediante, y otro pequeño, donde se pululan Paulo Dybala, Leandro Paredes, Ángel Correa y Rogido De Paul. Unos metros atrás, Nicolás Otamendi charla con De Paul, mientras hace ejercicios de elongación en sus isquiotibiales.
Ustedes se preguntarán dónde estaba Leo. Fue uno de los últimos en salir a la cancha. A paso lento se unió al team donde estaba De Paul, que cobró un par de chirlos por haber perdido en el “loco”. Al 10 no le pasaron la pelota, se dedicó a mirar expectante.
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Las formalidades comenzaron cuando Scaloni citó al grupo. Los jugadores formaron una especie de semicírculo con el entrenador en soledad en una punta. Allí les habló por unos minutos, no más de dos o tres y los mandó a entrenarse.
Era el primer día después de volver de un descanso en familia y sin prisa por la actividad del Mundial. A la vista, lo de esta práctica básicamente rozó la formalidad con trabajos regenerativos post partido.
Los muchachos fueron divididos, cada uno con una pelota, y realizaron tareas sin desgaste. Lo vital para el cuerpo técnico es darle tiempo y espacio de recuperación física a los futbolistas.
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Entre los que se acercaron al día uno de acción de la Selección, la siguiente consulta fue: ¿Dónde están Ángel Di María y "Papu" Gómez? “Se quedaron en el gimnasio”, le confirmaron a LG ACETA desde la delegación argentina. Todos contentos, entonces. La casa celeste y blanca está en órden. Y feliz.
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