Viejos conocidos que se miran con respeto. Así será el encuentro del viernes entre Argentina y la antigua Holanda. La saga mundialista registra cinco duelos, mucha lana para confeccionar un tejido futbolero de lo más abrigado. Partidos en los que sucedió de todo (¡incluida una final!), con dos alegrías enormes por cada lado y un 0 a 0 del que pocos se acuerdan. Y como bonus-track, aquel choque-revancha de 1979 en Europa, superpolitizado y definido por penales; un agregado tan llamativo que, sin ser un partido oficial, merece su lugar en la crónica. Ahí van; que la lectura sea un aliciente para buscar cada uno de estos momentos en YouTube.
1) Alemania Federal 1974. Comienza la segunda ronda del Mundial, cuatro equipos todos contra todos, el mismo formato que se emplearía cuatro años más tarde en nuestro país. De un lado, la “Naranja mecánica” en su máxima dimensión. Del otro, un seleccionado nacional que se había clasificado por diferencia de goles, dotado de buenos jugadores pero sumido en un caos organizativo típico de aquellos tiempos. Johan Cruyff trituró esa tarde de Gelsenkirchen a la Argentina, un 4 a 0 que hasta resultó generoso, la catástrofe pudo haber sido mucho mayor. Antes del Mundial habían jugado un amistoso, con idéntico resultado. No había forma de detener ese fútbol moderno y revolucionario que fluía desde Cruyff hacia Van Hanegem, el cerebro de la media cancha. Dos goles de Cruyff, uno de de Krol y el restate de Rep desnudaron a una Selección que no estaba a la altura. Dirigida por Vladislao Cap, Argentina formó con Carnevali; Wolff (Glaría), Sa, Perfumo y Squeo; Telch, Heredia y Ayala; Houseman (Kempes), Yazalde y Balbuena. Pero habría desquite.
2) Argentina 1978. Sin Cruyff ni Van Hagenem en el plantel, la “Naranja” siguió endulzando con su fútbol y no sorprendió que llegara a la gran final en el Monumental de Núñez. Resultó un partido tremendo, angustiante, de ida y vuelta, definido en tiempo suplementario, con actuaciones superlativas de Fillol, Galván, Passarella y Gallego. Y fue, por supuesto, la consagración absoluta de Mario Kempes, que había abierto la cuenta en el primer tiempo. Después igualó Nanninga con un cabezazo. Segundos antes del epílogo el corazón de 25 millones de argentinos se detuvo a causa de un tiro en el palo de Rensenbrink. Hasta allí llegaron los holandeses; en los 30’ del alargue la Selección los pasó por encima con los goles de Kempes y Bertoni para el 3 a 1. Argentina ganaba su primera Copa del Mundo y el historial quedaba igualado. La Selección de César Luis Menotti alineó a Fillol; Olguín, Galván Passarella y Tarantini; Gallego, Ardiles (Larrosa) y Kempes; Bertoni, Luque y Ortiz (Houseman).
3) Francia 1998. Ese equipo lo tenía todo para pelearles el título a Francia y a Brasil, pero se quedó en cuartos de final al cabo de 90 minutos cruzados por la fatalidad. Cuando las cosas no van a salir se va conformando un aura negativa, una especie de nube negra que flota sobre las cabezas, lista para soltar rayos y centellas. Todo resultó vertiginoso en el Velodrome de Marsella: Kluivert pone en ventaja a Holanda, empata el “Piojo” López, Batistuta pega un terrible pelotazo en el palo, ellos se quedan con uno menos por la expulsión de Numan… La mano parecía venir derecha, sólo faltaba un esfuerzo. Entonces Ariel Ortega simula un penal, no se lo dan y le pega un cabezazo al arquero Van der Sar. Roja, los dos con 10. ¿Viene el alargue? Nada de eso. Minuto 90; Frank De Boer cruza la pelota desde su campo al área argentina. Roa no sale, Ayala queda en la duda y Bergkamp, en un pase de magia sólo posible entre los hechiceros más talentosos del mundo, entrega una definición asombrosa. 2 a 1; estupor, pesar, frustración y un rosario de calificativos similares sintetizaron aquella historia. Dirigida por Daniel Passarella, Argentina formó con Roa; Zanetti, Ayala, Sensini y Chamot (Balbo); Almeyda (Pineda), Simone y Verón; Ortega, Batistuta y Claudio López.
4) Alemania 2006. Con la mano en el corazón, ¿cuántos son los hinchas que recuerdan detalles, matices, del Argentina-Holanda disputado en Frankfurt? ¿Quién puede destacar algo en particular de ese 0 a 0? Tal vez una rareza: Messi fue titular y en el segundo tiempo lo reemplazó el “Jardinero” Cruz. Resultó un empate por conveniencia, amigable para los dos, en el caso de Argentina porque lo dejaba con todo a favor para quedar primera en el grupo. Un duelo demasiado estudiado, sin fútbol para disfrutar. Casi un trámite entre dos equipos que sabían la necesidad de guardarse cosas para lo que vendría después. En el caso de Argentina, aquella dolorosa derrota en cuartos de final a manos del local y por penales, el día del papelito de Jens Lehmann. La Selección de José Pekerman alineó a Abbondanzieri; Burdisso (Coloccini), Ayala, Milito y Cufré; Mascherano, Cambiasso, Maxi Rodríguez y Riquelme (Aimar); Messi (Cruz) y Tevez.
5) Brasil 2014. Arjen Robben escapa y penetra en el área argentina, listo para ejecutar uno de sus clásicos disparados cruzados. Como un tren, echando vapor, de la nada aparece Javier Mascherano y ara la cancha hasta completar un cruce extraordinario. Los memoriosos recordarán la catarata de memes que generó esa jugada, cuando Mascherano fue elevado a una categoría superior, mezcla de Rambo y Patoruzú. Luego, para completar su momento en la noche de San Pablo, abraza a “Chiquito” Romero y le espeta: “hoy te convertís en héroe”. Y lo fue, claro que sí. Argentina y Holanda habían disputado 120 minutos muy parejos, casi sin situaciones de gol, hasta definir la partida de ajedrez por penales. El pasaje a una final que pocos días después, en Río de Janeiro, se escaparía por muy poco. Con esa victoria, la Selección equiparaba el historial mundialista con los holandeses: cinco jugados, dos ganados, un empate. Dirigido por Alejandro Sabella, este fue el equipo: Romero; Zabaleta, Demichelis, Garay y Rojo; Mascherano, Biglia, Enzo Pérez (Maxi Rodríguez) y Messi; Higuaín (Agüero) y Lavezzi (Palacio).
6) Bonus-track: Berna 1979. Con la excusa del aniversario de la FIFA, Argentina y Holanda se midieron en Suiza, justo a un año de la final ganada por la Selección. No podía ser más atractiva la convocatoria, vendida como la “gran revancha”. Menotti repitió a nueve de los 11 campeones en la formación titular. Uno de los cambios fue la presencia de Hugo Villaverde en reemplazo de Luis Galván; el otro significaba un impacto. No estaba Kempes, pero en su lugar asomaba un jovencito del que ya hablaba el planeta fútbol: Diego Maradona. Pero había una cuestión extrafutbolística muy potente. Al estadio acudieron numerosos argentinos que se habían exiliado y familiares de compatriotas desaparecidos, quienes se hicieron escuchar durante los 90 minutos. Detrás de uno de los arcos colgaron una bandera que denunciaba a la dictadura militar. En la transmisión de TV, realizada por la antigua ATC, cada vez que la cámara enfocaba esa zona aparecía un parche tapándola. ¿El partido? Terminó 0 a 0 y Argentina lo ganó por penales (8-7). Salieron a la cancha Fillol; Olguín, Villaverde, Passarella y Tarantini; Gallego, Ardiles (Barbas) y Maradona; Bertoni (Houseman), Luque y Ortiz (Oviedo).