Gran parte del oficialismo provincial está convencido de que la fórmula para la gobernación está definida. En distintos sectores advierten que, salvo alguna catástrofe o eventualidad política, Osvaldo Jaldo y Juan Manzur serán una vez más la dupla para la gobernación. El lanzamiento será a último momento, de acuerdo con altas fuentes de la Casa de Gobierno. No necesitan que sea antes, sostienen puertas adentro, cuando está implícito en las acciones y actitudes tanto del actual gobernador como del Jefe de Gabinete. Esta semi certeza aquietó los ánimos generales, pero azuzó los particulares.
La prioridad en el PJ era la definición de la fórmula y, con esa cuestión fundacional resuelta, queda nada menos que ordenar hacia abajo. En todos los ámbitos de poder reconocen que la tropa está movilizada y expectante porque detrás de los intereses de las cabezas del oficialismo están los de cientos de dirigentes que esperan definiciones sobre su futuro. A cinco meses de las elecciones, los llamados y las reuniones abundan. En las tres secciones electorales -Capital, Este y Oeste- se tejen y destejen alianzas y listas. Si bien el tándem Manzur-Jaldo mandó a todos a jugar, aún no están determinadas las nóminas oficiales, es decir, el conjunto de candidatos que irá en la titular del Frente de Todos y no mediante un partido acoplado. No obstante, todos los referentes están trabajando desde hace rato en sus propios armados alternativos. Los intendentes del PJ viven un intríngulis particular: la mayoría de ellos no puede aspirar a la reelección (sólo tres de los 15). Todos pretenden garantizar que la sucesión en los gobiernos locales queden en sus espacios y, a la vez, llegar a la Legislatura.
Las internas bullen en el interior porque hay líneas, la mayoría de ex intendentes, que pretenden retomar las administraciones.
La estrategia
El norte que marcaron Manzur y Jaldo es claro: hay que sumar la mayor cantidad de votos para la fórmula y para eso es clave que haya un pelotón de colectoras. Es una estrategia en la que, entienden en el espacio, todos ganan y,a la vez, muchos también pierden. La ganancia general sería el bien mayor de mantener eventualmente el poder en la Provincia en un contexto nacional complejo y adverso para el justicialismo. La posibilidad de perder, en tanto, está reservada para la masa dirigencial: tienen que someterse a internas feroces y desgastantes en sus territorios y, además, pelear contra la oposición. La competencia es intensa y los heridos serán cuantiosos.
Miembros encumbrados del oficialismo adelantaron que las listas oficiales se definirán aproximadamente dentro de un mes y que la tarea será exclusiva de Manzur y Jaldo.
“Cuando se fortalece la fórmula se debilita la lista oficial. Porque cuantos más candidatos haya, más crecen los números de gobernador y vice”, explica un experimentado dirigente. Por lo bajo, no son pocos los intendentes que reconocen que prefieren fortalecer sus propios acoples antes que sumarse a la principal. Se trata de los más prominentes, en cuanto a estructura y a votantes de su jurisdicción. De todas maneras, si son convocados, saben que tendrán que apuntarse. Esto no implica que sus armados no continúen vigentes en paralelo.
¿Por qué la preferencia? Porque la competencia por alcanzar una banca legislativa será álgida y los antecedentes marcan que a los últimos listados oficiales no les fue tan bien como a las colectoras.
Hay otro grupo de jefes municipales, los que cuentan con menos sufragantes en sus ciudades, que necesitan sí o sí ser tenidos en cuenta en el armado oficial y apelar a alianzas para poder aspirar a un escaño.
Un detalle nada menor a tener en cuenta es que los intendentes tendrán que hacer campaña en otros municipios de su sección, algo que será incómodo y conflictivo.
El “modelo Capital”
Representantes del Este y el Oeste adelantan que es probable que el “modelo Capital” se replique en el interior para los espacios legislativos. A diferencia de elecciones anteriores, se espera que gran parte de los “caciques” municipales se postulen mediante sus partidos. Esa es la decisión salomónica que se empleó en los últimos años en San Miguel de Tucumán por la cantidad de políticos territoriales de peso que hay y para evitar pujas entre ellos para ser los “oficiales”. Quedan excluidos de las listas de la Casa de Gobierno y esos sitios son ocupados por otros políticos llamados “institucionales”, que suelen tener visibilidad porque están en la gestión, pero menos peso en los barrios. A los referentes más fuertes no les encanta esa opción, pero les termina conviniendo porque sus líneas adquieren fuerza y bancas. A la vez cuestionan el sistema porque sostienen que sería uno de los motivos que no permite que se recupere la administración, gobernada por la oposición desde hace varios períodos.
Costará llegar a la Cámara porque, al dispersarse tantos los votos en las colectoras, es más complicado alcanzar una banca. La dificultad lógica es que todos quieren ir primeros y, a lo sumo, segundos en los listados. En los oficiales los sitios son pocos y las bancas que se logran, también. En este escenario, todos son rivales y los recelos están a la orden del día.
En la Capital “los teléfonos están abiertos”, grafica la cabeza de uno de los conjuntos más relevantes.En los pasillos del poder se menciona que el favorito para estar a la cabeza de la lista oficial capitalina sería el senador Pablo Yedlin. Hombre de máxima confianza de Manzur, hay quienes especulan con que, de ser electo, podría ocupar un espacio muy importante en la mesa de conducción de la próxima Cámara y, por ende, en la sucesión del Ejecutivo. El espacio de los “Yedlin” está integrado también por el ex ministro de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin. Estarían trabajando con el concejal Ernesto Nagle.
Entre los acoples relevantes estarán los de los Caponio (Tulio Caponio, Dante Loza, Javier Morof); el de Fernando Juri; el de Carolina Vargas; el de Gerónimo Vargas Aignasse; el de Carlos Assán; el de Armando Cortalezzi; el de Reneé Ramirez;el de Christian Rodríguez; el que aglutina a Carlos Cisneros, Juan Pablo Lichtmajer y José Luis Coronel; el de Guillermo Gassenbauer y el de Daniel Deiana, entre otros. Todos advierten que nada está cerrado y que todo puede cambiar hasta el año próximo.
En el Oeste y el Este
Las negociaciones en el interior son incipientes. Dirigentes de amplia experiencia creen que los comicios se municipalizarán como nunca. Los que saben coinciden en que la batalla de las batallas dentro del oficialismo estará en la sección Oeste y por eso se considera que es donde habrá más incógnitas y finales abiertos.
Las definiciones, se cree, serán voto a voto. Los municipios que están dentro de esta área son Yerba Buena, Tafí Viejo, Concepción, Las Talitas, Monteros, Famaillá,Lules, Aguilares, Alberdi, Tafí del Valle y La Cocha (en orden decreciente de número de votantes). En términos generales, los espacios que mejor rendimiento tuvieron últimamente en esta zona fueron las listas oficiales (con los ex intendentes a la cabeza) y los acoples de Acción Regional y los Orellana. En cada una de las ciudades hay varios dirigentes reconocidos, además de los intendentes, que pretenden ganar puestos y que también llevarán sus colectoras. Las especulaciones son demasiadas, aunque hay algunos atisbos. Un acople que se estaría perfilando para la Cámara reuniría a dos jefes municipales: Carlos Najar (Las Talitas) y Carlos Gallia (Lules). A ellos se sumaría el dirigente monterizo Regino Racedo. Asoma otra opción, que estaría integrada por los Acción Regional Antonio Ruiz Olivares; Roque Álvarez y Raúl Ferrazano. Es un hecho que los Orellana competirán, como lo hacen habitualmente, con su partido. Aunque puede ir por la reelección, José iría por la Cámara porque su hermano Enrique no puede repetir en el Legislativo y aspiraría a la intendencia. Una curiosidad: el Mellizo legislador estaría cerca de cerrar un acuerdo con su ex mujer y ex intendenta y rival, Patricia Lizárraga. Hay varios nombres de peso -y votos- en esta sección que también analizan sus alternativas como los Mansilla-Fernández en Aguilares o Javier Noguera en Tafí Viejo.
En el Este, la situación es menos compleja y se avizoran más delineados los espacios. Hay dos grandes armados que están a pleno: los que encabezan los intendentes de la Banda del Río Salí, Darío Monteros, y el de Burruyacu, Jorge Leal. Un referente más identificado con Jaldo y el otro, con Manzur. La pelea subterránea por los dirigentes y el territorio está que arde.En esa sección electoral hay menos ciudades grandes. En orden de magnitud, en cuanto a votantes, están la Banda, Alderetes, Bella Vista, Simoca, Trancas, Burruyacu y Graneros.
Se esperan alianzas y armados por parte de dirigentes como Aldo Salomón, Alejandra Cejas, Roberto Moreno, Daniel Herrera, Maia Martinez, Carlos Gómez, Zakarias Khoder, Julio Silman o Andrés Galván, entre otros.
En el Este y en el Oeste hay intendencias que representan más votos, por la cantidad de habitantes, y por ende, más estructura para un proceso electoral. Determina el poder de sus referentes a la hora de las conversaciones. Se estima que en ambas secciones el piso de votos necesarios para una banca se ubicará entre 11.000 y 12.000.
A la hora de calcular votos, los que los jefes municipales cosecharon en 2019 no son un parámetro adecuado: las figuras de los ejecutivos llevan colectoras, pero las legislativas no. Por lo tanto, es probable que un intendente reúna menos de la mitad de adhesiones para ser legislador. De todas maneras, hay varios que en sus ciudades no cuentan con los votantes requeridos. Una paradoja del sistema, de hecho, es que hay delegados comunales que llegan a sus cargos con más votos que un intendente. Por eso, las alianzas son clave y los administradores de los pueblos también son codiciados.
Los intendentes están a la espera de la decisión de Manzur y Jaldo respecto de las listas oficiales. Las reuniones entre ambos y con referentes no cesan. Mientras, las pujas internas se cocinan en el interior y recrucederán cuando arranque la campaña fuerte, en febrero. Mientras, la incertidumbre y la inquietud reina entre los intendentes.