La tarea de Szymon Marciniak, el polaco de 41 años que tenía como antecedente haber dirigido a la Selección en el debut de Rusia 2018 fue discreta. Sancionó seis infracciones contra Argentina y 15 contra Australia y amonestó dos jugadores (ambos australianos).
Fue discreta porque debió tomar decisiones para evitar que los australianos cortaran tanto el juego; no tanto con tarjetas, pero sí con advertencias. Además, a los dos minutos obvió una clarísima. Era afuera del área (por eso no intervino el VAR), pero fue una mano tan evidente (él estaba muy cerca) y no la pudo ver.
Además, fue un partido intenso y este tipo de duelos permite que el árbitro pueda lucir todas sus cualidades y él no lo hizo.
Argentina va creciendo en juego. Hizo un buen partido con total dominio de balón y Australia sólo se defendió.
En una jugada en el área, le dejaron un espacio a Lionel Messi y él hizo lo que sabe.
Argentina siguió dominando y, en base a presión, consiguió el segundo gracias a Julián Álvarez que está cada vez mejor.
El descuento de Australia fue producto de la suerte. Ahí se acordaron que para pasar de fase necesitaban meter goles e intensificó sus ataques con pelotazos.
Argentina terminó sufriendo. A la Selección la salvaron dos de los Martínez; Lisandro primero y Emiliano, después.
Igualmente, el seleccionado tuvo muchos puntos altos. Rodrigo De Paul, Messi y varios más. Hay un jugador que quiero destacar y es Marcos Acuña, un futbolista muy eficiente marcando, pasando al ataque y siendo salida.
Un triunfo con sufrimiento, pero totalmente merecido. Argentina está en cuartos y es uno de los mejores ocho equipos del Mundo.
Por Carlos Salado
Presidente del Colegio de Árbitros de la Liga