No luce, no te llena los ojos con su fútbol. Tal vez alguien dirá que está lejos de esa vieja escuela neerlandesa del fútbol total y el juego exquisito. Pero esta selección de Países Bajos avanza silbando bajito, como no queriendo levantar la perdiz en este Mundial.
No es un equipo para subestimar el dirigido por Louis van Gaal. Porque si hilamos fino, llegamos a la conclusión de que juega muy bien Países Bajos. Es ordenado, sabe replegarse y defenderse bien para que el rival no pueda lastimarlo (le convirtieron sólo dos goles en Qatar) y cuando tiene la pelota sabe cómo moverla para encontrar los espacios.
El primer gol es una muestra de lo que puede hacer este seleccionado cuando agarra la bola. A los 10 minutos, y mientras Estados Unidos intentaba jugar cerca del arquero europeo, Memphis Depay le puso el moño a una jugada fantástica y firmó el 1-0.
El tanto tuvo el sello de la escuela. Bellísima conquista por la concepción, por la idea, por el convencimiento; por la capacidad para mover la pelota y marear al rival hasta encontrar el momento exacto para meter el estiletazo.
El 1-0 tuvo una secuencia de 20 pases ininterrumpidos (la mayor cantidad registrada en un gol neerlandés por lo menos desde Inglaterra 1966). Un toqueteo virtuoso, para nada intrascendente. Buscó y buscó, aceleró y lastimó.
Con su gol, Depay se transformó en el segundo máximo goleador histórico de su selección; llegó a los 43 festejos, superó a Klaas-Jan Huntelaar y quedó tan sólo a siete de alcanzar a Robin van Persie.
Países Bajos sabe defender. Se repliega, achica los espacios contra su arco, suma mucha gente detrás de la línea de la pelota y encajona cada avance rival. Pero también sabe atacar.
Los laterales volantes desbordan; hacen un surco por su andarivel cuando tienen la pelota y el opuesto hace la diagonal y llega al área. El equipo de Van Gaal se hace ancho y se hace angosto de acuerdo a la necesidad. Va mutando con movimientos tan precisos como importantes.
El segundo gol fue muy similar al primero. Toque, apertura de cancha, desborde, centro atrás y definición de un futbolista que llega; que aparece por sorpresa; reafirmando una vez más que al área es mejor llegar que estar. Daley Blind conectó una asistencia de Denzel Dumfries (el mismo que había entregado el pase en el 1-0) y casi sentenció el duelo, segundos antes del descanso.
La única manera que parecía tener Estados Unidos para lastimar a Países Bajos, era recuperar rápido y agarrar saliendo al equipo neerlandés. Eso hizo a la salida de un córner; Haji Wright conectó un centro bajo y una carambola dejó sin respuestas al pobre de Andries Noppert.
Pero cuando vieron algo “amenazada” su clasificación, los neerlandeses aceleraron y repitieron la receta. Llevaron el balón hacia una banda y cambiaron rápido para la volea de Dumfries y el 3-1 definitivo.
Es una selección seria Países Bajos. Tiene conceptos claros que ejecuta con solvencia y marcha firme en la Copa. ¿La contra? Hasta acá no tuvo rivales “picantes” que verdaderamente puedan ponerlo a prueba. Ecuador la “apuró” y casi le gana el partido. Pero el casi no cuenta, mucho menos en un Mundial. Por eso, la “Naranja” sigue firme, sólida. No es la “mecánica”, pero por ahora le basta y sobra.