Una jornada comicial resulta agotadora para sus protagonistas, sin que importe en qué espacio se dé. A diferencia del elector, que solo participa cuando emite su voto, los candidatos y los militantes están 100% enchufados en ese proceso durante todo el día: desde antes de que se abran las mesas hasta el momento en que se firma el acta de escrutinio.
Mal dormidos, mal comidos, con la ducha de madrugada como único aseo -insuficiente, para más de 12 horas de idas y vueltas-, con el humor cambiante -según cómo vaya el “punteo” de votantes-, con gastos imposibles de controlar y con las baterías de los celulares agotadas a cero. Así se termina el día. Si se perdió, el equipo apura una despedida moderada, y cada uno a su casa mascullando enojo. Si se ganó, el cansancio será dulce; y hasta habrá tiempo extra para algún modesto festejo, durante el cual se planea la celebración oficial.
Este último fue el caso de los postulantes y del equipo de campaña de la lista “Bernardo de Monteagudo Celeste y Blanca”, luego de haber cosechado un rotundo triunfo en los comicios de renovación parcial de las autoridades del Colegio de Abogados, que se realizaron el jueves. Esa noche, Martín Lucio Terán, terminó respondiendo saludos con celular prestado.
Su lista había logrado un promedio de poco más de 928 votos por cargo -se renovaban 16 espacios, y se puede votar a un postulante de una lista para un cargo, pero a otro de otra nómina para otro-; un porcentaje medio de casi un 49,2%. Esos guarismos resultaron suficientes para que la lista se quede con todos los cargos en disputa.
A la mañana siguiente, ya más tranquilo aunque igualmente satisfecho, Terán respondió algunas preguntas de LA GACETA.
- ¿A qué cree que se debe este triunfo tan contundente?
- Es multicausal, pero destaco dos motivos fundamentales. Por un lado, el equipo de trabajo -candidatos y militantes- no descansó por bastante tiempo para lograr el objetivo. Por otro, el oficialismo no supo escuchar todas las voces y a todos los sectores de la abogacía, dejando heridos a muchos colegas y colectivos, que no recibieron apoyo, comprensión y compromiso de sus representantes. Y esto fue así en un momento de cambios trascendentales para el ejercicio profesional. El mayor desacierto de un dirigente es no saber escuchar a sus representados, porque somos elegidos con un mandato y perdemos el norte cuando nos alejamos de este.
- ¿Qué prioridades debe encarar el Colegio de Abogados?
- Muchas, pero deberemos empezar por ajustar las cuentas, porque tengo entendido que estamos con un déficit importante resultante de dos años de pandemia y, por qué no decirlo, de un momento de crisis para el profesional que ejerce libremente la profesión que incidió en la disminución de ingresos. También deberemos buscar el consenso de los distintos sectores de la abogacía en temas de mucha importancia; consenso esencial para mostrar la cohesión del Consejo para tomar decisiones. Podemos disentir puertas adentro, pero el mensaje hacia afuera debe ser unívoco.
- ¿Cómo debe ser la relación del Colegio con los Poderes del Estado?
- La función del colegio, como institución intermedia que regula el ejercicio de la profesión de los abogados, es velar por la correcta administración de Justicia, por la defensa de los principios, derechos y garantías que emanan de la Constitución nacional, de los pactos internacionales con jerarquía constitucional y de las leyes inferiores; y por la defensa del sistema representativo republicano y democrático vigente. Todo esto supone la potestad de vigilar, custodiar y peticionar que se garantice el normal y legítimo funcionamiento del Poder Judicial. Considero que la relación con los Poderes del Estado debe ser de colaboración permanente para el cumplimiento de esa esencial finalidad de defensa de las instituciones democráticas y republicanas. Pero con la independencia y autonomía suficientes, que nos obligan a intervenir cuando tales instituciones podrían verse amenazadas por alguno de los poderes constituidos.
- ¿Cómo ve la situación de la Justicia, tanto en el ámbito nacional como en el provincial?
- En cuanto a lo nacional, veo con muchísima preocupación lo que está ocurriendo en el Consejo de la Magistratura en la Nación, cuyo desenlace es el actual conflicto de poderes. Ese conflicto genera una situación de incertidumbre absoluta, que impide que un órgano tan importante no cumpla una de sus funciones esenciales: la cobertura de los cargos de jueces en un momento de crisis del Poder Judicial por la cantidad de despachos vacantes. En el ámbito provincial, soy muy optimista en cuanto a la implementación de los nuevos códigos procesales. Se instrumentaron procedimientos mucho más ágiles, que redundarán en beneficio no sólo de los justiciables, sino de los mismos profesionales del derecho. Ello sin perjuicio que, como todas las herramientas creadas por los hombres, sean perfectibles. La experiencia nos irá marcando el rumbo de las normas procedimentales nuevas y su mayor o menor beneficio para los protagonistas del proceso judicial. También en lo que respecta a la provincia, considero que la ley de narcomenudeo debería ir acompañada, además de los recursos suficientes para su implementación, de centros de rehabilitación para el acompañamiento de las personas que sufren de adicciones. ¿De qué servirá desarticular zonas de narcomenudeo si no tratamos a las principales víctimas del flagelo?
- ¿Cómo ve la situación del abogado litigante en Tucumán?
- No cabe duda de que, con la tremenda crisis y pobreza que aqueja al país y a Tucumán, el abogado litigante -el que tiene cierta trayectoria, pero aun más el joven abogado- ve seriamente afectados sus ingresos. A eso debemos sumarle la circunstancia de que la digitalización llegó para quedarse en el Poder Judicial. Esto es muy bueno para la agilización de los procesos, pero exige a los profesionales acceder a tecnología adecuada para participar en audiencias virtuales. Y esa tecnología tiene altos costos. Por eso anhelamos buscar alternativas que solucionen esta problemática que aqueja a muchos abogados; en especial, a los más jóvenes.
Desde el oficialismo
El presidente del Colegio de Abogados, Rodolfo Gilli, admitió que el resultado electoral lo sorprendió. La lista que él impulsaba, “Frente Institucional”, resultó segunda -en tercer lugar quedó “Libertad y Justicia”-. Sin embargo, no cuestionó lo que dijeron las urnas. “Habíamos hecho absolutamente todas las gestiones necesarias. Como nunca antes, el Colegio de Abogados avanzó muchísimo desde mi llegada hasta el día de hoy, en todo sentido: capacitaciones, obras y demás. Pero evidentemente el electorado está pidiendo otra cuestión”, dijo a LA GACETA.
Estimó que uno de las causas por las cuales no ganaron podría ser el hecho de que muchos de sus candidatos eran abogados nóveles en elecciones y, por lo tanto, no eran tan conocidos. “O puede ser otra; la voluntad popular nunca se cuestiona. Habrá que atenderla y reflexionar, y corregir algunos errores que pueden haber existido”, señaló.
Debido a que la lista que ganó se quedó con todos los cargos en disputa -los ocho espacios en el Consejo Directivo de la entidad, y los ocho del Tribunal de Ética-, a priori podría pensarse que le resultará difícil al oficialismo transitar esos dos años que le quedan de mandato -en diciembre de 2024 se realizarán otros comicios de renovación parcial de autoridades-. Gilli descree, sin embargo, de esto. “No conozco a todos (los integrantes de la lista ganadora). A algunos sí, son personas muy valorables. Estimo que no debe haber ningún problema en la gestión, dado que nosotros trabajamos en dirección del beneficio del abogado. En tanto la lista entrante pretenda trabajar en ese sentido, no tiene por qué haber inconvenientes. Ahora, si su idea es otra, más rebelde, bueno, seguramente encontrarán en mí un escollo muy duro, porque yo trabajo en beneficio del abogado, aunque este, eventualmente, como pasó ahora, no lo valore o este pidiendo otra cuestión”, consideró Gilli.