Hasta hace un par de décadas, los australianos miraban el “soccer” con una mezcla de extrañeza y desinterés. En un país de poderosa tradición deportiva, dos veces sede de los Juegos Olímpicos, la pasión pasaba por otras disciplinas, como su propio fútbol (llamado, precisamente, australiano), el rugby, el cricket, el tenis, la natación y el automovilismo. Pero con el siglo XXI llegó un inusitado crecimiento del fútbol, de la mano de la explosión inmigratoria y del desarrollo proyectado por la práctica en el sistema escolar. Cada vez más chicos juegan al fútbol en Australia y poco a poco va fortaleciéndose la competencia interna. Se entiende entonces que este pasaje a octavos de final del Mundial y la posibilidad de enfrentar a la Argentina de Messi haya provocado una revolución.
El camino de la selección a Doha fue pedregoso y se resolvió en un repechaje ganado por penales a Perú, aquella definición en la que brilló el excéntrico arquero Andrew Redmayne. Los peruanos eran favoritos y por eso la clasificación al Mundial se vivió casi como un milagro. El escepticismo de la prensa y de los hinchas se potenció tras la goleada sufrida a manos de Francia en el debut, pero las victorias que encadenó el equipo después contra Túnez y Dinamarca no sólo lo convirtieron en la sorpresa de Qatar 2022; también generaron un impactante furor en su país. El partido con Argentina se jugará a las 6 de la mañana -hora australiana- y el Gobierno dispuso que el transporte será gratuito, para que los hinchas puedan juntarse y verlo en pantallas gigantes. Craig Foster, el capitán de la selección, le pidió al primer ministro Anthony Albanese que decrete feriado el lunes si logran la hazaña.
Por estos días los “socceroos” están de moda, a la altura de los Wallabies, dos veces campeones mundiales de rugby. El nombre proviene de la unión de soccer (como se llama también al fútbol en Estados Unidos) y kangaroos (canguros). ¿Por qué no emplean los australianos la palabra fútbol, tratándose de una antigua colonia inglesa? Por el mismo motivo que en EEUU: para diferenciarlo de su deporte nacional. Al igual que el fútbol americano en América del Norte, el fútbol australiano (conocido además como footy) es muy popular. Sus reglas son de los más particulares; tanto la cancha como la pelota tienen forma de óvalo, se pueden usar las manos y los pies para impulsarla, y los puntos se marcan acertando patadas entre dos postes, que no están unidos por un travesaño. Tienen una liga profesional poderosa y los mejores jugadores son estrellas comparables a las del rugby.
¿Qué dice la historia de los “socceroos”? La primera clasificación de Australia a un Mundial data de 1974, cuando compartieron zona con el anfitrión, la antigua Alemania Federal. Siguió un largo paréntesis y desde la Copa de 2006, organizada justamente por Alemania, vienen con asistencia perfecta. En ese torneo de 2006 los “sooceroos” dieron el golpe clasificándose a octavos de final y dejando afuera en la fase de grupos a Croacia. En el cruce perdieron 1 a 0 con Italia, que terminaría coronándose campeón. Era, hasta aquí, su mejor actuación mundialista. Pero que los australianos hayan participado en forma consecutiva en los últimos cinco torneos es el síntoma más contundente de su crecimiento.
Mucho se habla por estas horas del antecedente de 1993, única vez que Argentina y Australia se enfrentaron de forma oficial. Aquel repechaje puso a la Selección, dirigida entonces por Alfio Basile, contra las cuerdas. Venía de perder 5 a 0 con Colombia en la última fecha de las eliminatorias, en cancha de River, y el DT acordó con el presidente de la AFA, Julio Grondona, convocar a Diego Maradona, quien ya había cumplido la sanción por doping y prometió ponerse a punto a tiempo. El partido de ida, en Australia, terminó a 1 a 1; la revancha en el Monumental fue un sufrido 1 a 0 con gol de Batistuta. A Argentina no le sobró nada. En aquel equipo jugaba Carlos Mac Allister, papá de Alexis. Al año siguiente, Basile no llevó a Mac Allister al Mundial de Estados Unidos.
Esta es su historia ultraresumida y esta es la realidad de un país que nunca estuvo en el radar de las grandes competencias futboleras. Con un trabajo silencioso e ininterrumpido aspiran a meterse en esta conversación. No le resulta fácil al fútbol la convivencia en un ecosistema conformado por tantas disciplinas. La práctica deportiva es alentada en Australia entre los niños y niñas, desde un sistema escolar diseñado para captar talentos y desarrollarlos en la excelente infraestructura con la que cuentan. Los chicos tienen muchas opciones para elegir, los que optan por el “soccer” no son mayoría, pero -como quedó dicho- son cada día más. Esto está relacionado con el interés que generan las grandes ligas europeas, con la Premier inglesa a la cabeza, y con la masiva afluencia de inmigrantes de todas partes del mundo, quienes llegan a Australia en procura de un futuro mejor y llevan el fútbol en la sangre.
Enfrentar a Messi en los octavos de final de un Mundial es un sueño cumplido para los “socceroos”. Es, a no dudarlo, el partido más importante de todos los tiempos para ellos. Por el escenario, por el rival, por la exposición que alcanzarán. Australia vive por estas horas una ansiedad que no estaba en sus cálculos: la de llegar a desvelarse por un partido de fútbol. Bienvenidos a la pasión.