El agujero fiscal es enorme. El Gobierno llega a fin de año con dos urgencias. Por un lado, está obligado a apuntalar las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) porque, sin dólares, será difícil cumplir los compromisos con el FMI y evitar una devaluación más brusca. Por otra parte, el mercado de deuda en pesos puede llegar a asfixiar las arcas públicas y obligar al BCRA a emitir más de la cuenta. De allí el resurgimiento de la nueva versión del “dólar soja” con el que el ministro de Economía, Sergio Massa, apunta a alcanzar hasta el último día de este 2022 al menos unos U$S 3.000 para las reservas y, a la vez, llevarle pesos al Tesoro.
El “dólar soja 2” se pondrá en marcha mañana con un tipo de cambio de $ 230. Pero, además, el titular del Palacio de Hacienda prometió reducir las retenciones a las economías regionales. “Tenemos el objetivo de que los mayores recursos que acumulemos en diciembre, nos sirvan durante el mes de enero, febrero y marzo para encarar un programa de reducción de retenciones en las economías regionales a los efectos de hacerlas más competitivas en términos de exportaciones”, dijo Massa ante agroexportadores. “Estimamos que la puesta en marcha de la segunda ronda del dólar soja en diciembre aportaría ingresos adicionales por unos $ 115.000 millones (0,1% del PBI). Así, el recorte del gasto necesario para cumplir con la meta del FMI se reduciría hasta 11,6% interanual”, calculó el Centro de Análisis Económico Equilibra. Lorenzo Sigaut Gravina, director del área macroeconómica de esa consultora, señaló a LA GACETA que esa estimación se hizo en función de lo que dejó la primera edición, aunque el número fino se podrá corroborar cuando el Gobierno difunda los detalles de la medida.
El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, confirmó que el renovado sistema se aplicará a los mismos productos que en la versión que estuvo activa entre el 5 y el 30 de septiembre, que son la soja y sus derivados. De hecho, se refieren a esta etapa como una reapertura del Programa de Incremento Exportador para liquidar la “cola” del año, con la que buscan llegar con “récord histórico de exportación de productos agroalimentarios”.
Como novedad, Bahillo describió que en esta oportunidad habrá “políticas concretas para los sectores del mercado interno donde el incremente de precios que se da en el grano de soja golpea la estructura de costos de esas cadenas de valor que transforman proteína vegetal en proteína animal”. Según explicó, el poroto de soja es un producto importante para el balanceado (alimento balanceado) de la avicultura ganadería y porcino que vio incrementado los costos en la oportunidad de septiembre. “Teniendo en cuenta eso, se atendió la necesidad y fue contemplado en el decreto facultar a la secretaria para que genere las compensaciones necesarias para ese incremento de costoso no se trasladó a precios”, detalló.
La otra novedad fiscal, que tiene esta reapertura del Programa de Incremento Exportador, es que las actividades de molienda y aceite no tendrán la aplicación de los 2 puntos adicionales y volverán al 31% de retenciones. Esto es para incentivar a una parte de la cadena donde el producto tiene mayor nivel de procesamiento y producción. De esta manera la retención baja del 33% y vuelve al 31%, adelantando una medida que se iba a dar el 31 de diciembre. Promoviendo, de esta forma- según lo explicó-, una mayor industrialización del producto; agregar valor en el país, lo que impacta en más trabajo en Argentina; y exportar un producto lo más industrializado posible y no solo la materia prima.
Mercado cambiario
Durante la semana que pasó, el dólar informal estuvo en el centro de la escena. El precio del billete alcanzaba los $ 320, y subía 4,6% en las últimas cuatro ruedas hábiles. Esta aceleración, entendemos, se explicaría en buena parte por el rezago respecto de las variantes “contado con liqui (CCL)” ($ 326) y MEP ($ 316), que solo se movieron entre -1,9% y +1% respectivamente en la semana, señala el reporte semanal de GMA Capital.
Poniendo el foco sobre el CCL, el valor de hoy estaría varios escalones por debajo del promedio en términos constantes desde la irrupción de la pandemia. “Este análisis, que contempla el tipo de cambio real multilateral (TCRM) ajustado por la brecha cambiaria, indica que el precio de $ 326 no solo es un 10% inferior a la media de $ 364, sino que además está por debajo de un desvío estándar ($ 328)”, puntualiza. Más allá de la dinámica de corto plazo, asumiendo que existe reversión a la media, por este lado la cotización tendría más razones para subir que para bajar, de acuerdo con la visión de GMA.
Otro conclusión de este ejercicio estilizado es que la inflación argentina (y la de los principales socios comerciales) dejó los picos de estrés cambiario de los últimos años en umbrales elevados. Según la consultora, la corrida de octubre de 2020 puso el CCL en una zona de $ 507 a precios de hoy vía el TCRM, mientras que las tensiones de julio pasado dispararon al dólar hasta un valor de $ 430 de hoy. “Es decir, en el hipotético caso de repetirse dinámicas cambiarias de overshootings como las mencionadas, el CCL debería escalar entre 31% y 55% desde el nivel actual”, acota.
Según GMA, evitar escenarios dantescos en términos cambiarios es la prioridad del Gobierno. Pero para tener éxito en esa empresa, la trama de la película de la consolidación fiscal, del mercado de pesos y de las reservas netas debería dar un giro de 180° más temprano que tarde, observa. “No creemos que parches temporales, como otro “dólar soja”, puedan alterar estructuralmente las tendencias de una macro cada vez más desequilibrada”, finaliza.
En definitiva, la reaparición del “dólar soja” permitirá al Gobierno nacional ganar tiempo para cumplir este año las metas acordadas con el FMI, pero no solucionará el problema de fondo, que es la escasa reserva que tiene el BCRA para atender sus compromisos. En el medio, Massa tendrá que combatir las expectativas de devaluación que agobia al mercado.