1) El as de espadas. “Volvé Leo, te necesitamos”. El pedido/ruego se multiplicó apenas terminada la debacle ante Arabia. Si Argentina tiene al mejor no puede darse el lujo de prescindir de él. Y el mejor no puede provocarse el disgusto, tal vez en su último Mundial, de marcharse por la puerta de atrás. La invocación llegó al corazón de Messi y generó latidos poderosos. Tantos que apenas vio un hueco en la defensa mexicana aceleró y encontró el tiempo justo para hacer lo suyo. Gol con el corazón, con la inteligencia que le fluye, con el don que tiene Messi para ver en la oscuridad. Allí cambió la historia del partido y de Argentina en Qatar 2022.
2) Y un escudero a la altura. La carrera de Enzo Fernández es meteórica: volvió a River tras el préstamo que lo consolidó en Defensa y Justicia; creció de la mano de Gallardo; saltó a Europa y pocos partidos le alcanzaron para ser considerado el mejor jugador de la Liga portuguesa. Tiene destino de equipo aún más grande que Benfica. Su gol se repetirá millones de veces en YouTube, por la magia que tiró en el área clavándola en el ángulo. La forma del remate y la dirección que tomó la pelota remiten al golazo de Caniggia contra Nigeria en el 94. Enzo Fernández ya tuvo una noche consagratoria mundialista. ¿Qué más puede pedir un jugador?
3) Dos caras muy diferentes. El primer tiempo de la Selección fue malo. Tanto que hasta se percibía en el estadio la sensación de que el equipo había llegado a Qatar sin nafta. Era la imagen de la más pura impotencia. Tras el entretiempo Argentina fue para adelante, sin muchas ideas, pero al menos con una actitud más definida, en procura de protagonismo. El gol cambió todo porque los jugadores se soltaron, sobre todo en lo mental. Ese viaje de la preocupación al renacer de la ilusión marca el futuro de la Scaloneta. Contra Polonia se verá cuál es nuestra realidad. Lo concreto es que para llegar lejos en el Mundial la Selección ya no puede entregar una producción tan pobre como la exhibida en esos 45’ iniciales.
4) Respuestas desde el banco. Scaloni movió los nombres y el esquema. Montiel, nervioso y poco productivo, le dejó el lugar a Molina; por Lautaro, totalmente absorbido por los centrales mexicanos, entró Julián Álvarez. Enzo Fernández tomó la posta de Guido Rodríguez. Esas modificaciones, previas al gol de Messi, le dieron gas al equipo. Tras el 1 a 0, el DT efectivizó el plan B que tenía preparado: la línea de cinco defensores. Scaloni sacrificó a Di María para que “Cuti” Romero se metiera entre Otamendi y Lisandro Martínez, con Molina destinado a cubrir la banda derecha. El “Tucu” Palacios aportó oxígeno tras la salida de Mac Allister. Scaloni, que había perdido el duelo táctico con su colega de Arabia, ayer se dio el gusto de vencer a su admirado “Tata” Martino.
5) El físico no ayuda. Se nota a la legua lo mucho que padece la Selección por la condición de varias de sus figuras. Messi está a un 70%, que le alcanza a esta altura, pero es poco en la perspectiva de jugar más partidos y enfrentando adversarios más calificados. Ni Paredes ni “Papu” Gómez estaban para ingresar y “Cuti” Romero tiene un radar de prestaciones limitadas. Este equipo no “vuela”, como otros que estamos viendo en la Copa. ¿Habrá tiempo para mejorar en este sentido? Complicado.
6) Puntajes sin demasiado brillo. Bien el arquero, que atajó el tiro libre de Vega y después no falló en las pelotas que cayeron llovidas al área. Correcta la zaga central, ante un México poco decidido a atacar. Muy flojo Montiel, mucho mejor Acuña, sobre todo en el segundo tiempo. Guido Rodríguez es un volante de marca y la Selección necesitaba más juego, era lógico que saliera. Y parece lógico que Enzo Fernández dispute con muchas más posibilidades el juego de la titularidad. A Mac Allister le pasó lo mismo que a “Papu”: no estuvieron a la altura del fútbol que genera Lo Celso. Y a Lautaro Martínez le cuestan estos partidos en los que se mueve de espaldas al arco, castigado por los centrales, mientras la pelota casi no le llega.
7) Dos que no engranan. El primer tiempo de De Paul fue pésimo. Luego, a caballo de su irreprochable sacrificio, intentó levantar el aplazo. Corrió muchísimo, como es habitual, pero se equivocó casi siempre con la pelota al pie. Es el De Paul más pobre que se ha visto con la camiseta de la Selección. Di María sigue en lo suyo, intentando zigzaguear, girar, buscar espacios, enganchando siempre para adentro por una cuestión de perfil, y sin terminar bien las jugadas. En algún momento se tiró a la izquierda para sorprender, no funcionó. Argentina necesita que De Paul y Di María rindan, al menos, por arriba de los 7 puntos. Están lejos de eso.
8) La pobreza mexicana. El gol de Messi desnudó todas las carencias de este opaco equipo del “Tata” Martino. Mientras se mantuvo el cero fue muy aplicado para cubrir la cancha y doblar -a veces hasta triplicar- las marcas sobre Messi y Di María. Por eso dejó una mejor imagen en el primer tiempo, más compacta, ante una Argentina inexpresiva. Ya en desventaja, México desapareció de la cancha. No generó ninguna situación de gol, erró pases fáciles, chocó todo el tiempo. “Chucky” Lozano, de quien se esperaban maravillas, fue un fantasma. Lo previsible: a Martino la prensa mexicana va a despedazarlo. Con la materia prima que tiene no pueden esperar mucho más.
9) Lo que se necesita. Velocidad de movimientos, pases verticales, volantes que rompan las líneas. No tenemos un Dembelé ni un Mbappé, es cierto, pero es imprescindible encontrar las fórmulas para abrir las defensas por los costados. A veces la posesión se torna exasperante cuando el equipo no acelera, como en el primer tiempo. Nadie la regala espacios a la Selección, tiene que fabricarlos. De lo contrario, nos dormimos con pases laterales y los rivales ni se despeinan. Lecciones pensando, ya, en Polonia.
10) Las cuentas. Ganando el miércoles, la Selección no sólo se clasifica, es muy probable que también termine primera en la zona (salvo que Arabia derrote a México, lo que no es imposible). Un empate nos obliga a hacer cálculos, otra vez. En ese caso, lo que no puede suceder es que los árabes superen a los mexicanos. En fin, la guardia debe estar alta. Estos tres puntos se disfrutan y se valoran, pero sólo servirán en función de lo que pase contra los polacos. Así es el Mundial.