Tenía que ser Lionel Messi. Sí, el 10, el genio, el capitán, el distinto. Cuando México parecía un enigma sin solución para una Argentina lenta, previsible y nerviosa, apareció "Lio" para sacar un estiletazo quirúrgico de media distancia al lado del palo y devolverle la esperanza a la Selección. Y poco después, apareció Enzo Fernández para sentenciarlo con otro golazo al ángulo, inatajable para "Memo" Ochoa. Con el triunfo, la Selección se recuperó del cachetazo en el debut ante Arabia Saudita, sumó sus primeros tres puntos en el grupo C y todavía depende de sí mismo para lograr la clasificación a octavos de final. Eso sí, deberá ganarle el miércoles a Polonia, que hoy venció 2-0 a los árabes.
El golazo de Messi resultó ser una excepción dentro de un partido malo, pero malo con ganas. Aunque Lionel Scaloni había metido cinco cambios entre la defensa y el mediocampo, el funcionamiento del equipo se pareció bastante al del segundo tiempo contra Arabia: lento, previsible, con una preocupante falta de ideas para romper el cerrojo que había planteado México. Tuvo la pelota, pero no supo muy bien qué hacer con ella: lateralizó demasiado y no sorprendió prácticamente nunca a una defensa bien parada. De tal suerte que Argentina no pateó al arco en todo el primer tiempo. Y eso que estaba obligado a ir por el triunfo, bajo riesgo de quedar eliminado o en una posición complicada para la tercera fecha. Tampoco hubo demasiado de México: la única fue un tiro libre de Alexis Vega bien controlado por "Dibu" Martínez.
Hasta entonces, con Messi bien rodeado y De Paul regalando pelotas a diestra y siniestra como en el debut, Di María era el único que se había animado a encarar y tratar de romper los esquemas. Hasta que en la primera oportunidad que la presión mexicana le dio un respiro a Messi, el capitán apuntó desde afuera del área y gatilló un remate al lado del palo, imposible para Ochoa. Mucha angustia contenida se liberó en ese grito de gol, que se escuchó desde Argentina hasta Qatar.
Pero nada estaba dicho todavía. Un eventual gol de México devolvía a la Selección al incómodo escenario de ya no depender de sí misma, por más que al "Tri" le costara una enormidad elaborar una jugada de riesgo a esa altura. Entró el tucumano Exequiel Palacios, y luego Enzo Fernández, uno de los nombres que pedía el partido. Y fue el ex River el que se encargó de cerrar el partido con otro golazo que le devolvió la tranquilidad y la esperanza a la Selección.
El miércoles a las 16, en el estadio 974, Argentina cerrará la fase de grupos contra Polonia, con la tranquilidad de saber que depende de sí mismo para meterse en la siguiente fase.