Todo lo bueno que Gustavo Alfaro fue construyendo en Ecuador, ladrillo a ladrillo, se vio en la noche del estadio Khalifa. Le faltó el gol para quebrar el 1 a 1 y ponerle justicia a las cifras finales. Y eso que oportunidades generó, en especial un balazo de Gonzalo Plata que astilló el travesaño. El resultado le pone pimienta a la definición del Grupo A. Países Bajos es uno de los punteros y lleva las de ganar porque en la última fecha enfrenta a la vergonzosa Qatar. Si algo les faltaba a los anfitriones era ser la primera selección eliminada del Mundial. Pocas veces se vio un equipo local tan malo. Ecuador, por su parte, comparte el primer lugar y se jugará el pase a octavos mano a mano con Senegal, sabedor de que con un empate le alcanza.
Enner Valencia sigue en estado de gracia y lo ratificó marcando el gol del empate. El arquero Noppert había tapado una pelota dificilísima, pero el rebote le quedó justo al capitán y la mandó a guardar. Con esta tercera conquista Valencia quedó como máximo artillero de la Copa, tremenda satisfacción para un futbolista que desarrolló una muy buena carrera en Europa. Valencia es, además, la voz de Alfaro dentro de la cancha. Habla mucho con sus compañeros, la mayoría muy jóvenes, maneja los tiempos del partido y, por supuesto, juega. Es, sin dudas, el corazón de este Ecuador lleno de ganas y de ambición. Cerca del epílogo salió agotado y en camilla, mientras la tribuna lo ovacionaba.
Y eso que Ecuador empezó abajo de movida. Se estaban acomodando todos en la cancha cuando un pase atrás mal ejecutado terminó con la pelota en los pies de Gakpo. En su única acción destacada de la noche, el joven atacante de PSV Eindhoven definió con clase y potencia. No hubo más de Países Bajos. Virgil Van Dijk miraba desde el fondo cómo sus volantes eran superados. Ni De Jong ni Bergwijn ni Dumfries dijeron presente y los minutos fueron transcurriendo sin llegadas al área de Galíndez. Y así se consumió el partido; la impotencia ofensiva de los “naranjas” fue llamativa. Van Gaal nunca se levantó de la butaca, tal vez contagiado por la apatía de sus hombres.
Ecuador no sólo buscó y encontró el empate, después siguió insistiendo. La dupla Méndez-Caicedo impuso condiciones en el medio con una dinámica y un rigor físico permanentes. Desde atrás brilló como tiempista Piero Hincapié, cada vez mejor jugador. ¿Por qué no ganaron los de Alfaro?
Precisaban encontrar una compañía más consistente para Valencia, mejores conexiones con Estrada y con Plata. Se buscaron, no siempre salió. Esa será una de las misiones de cara a lo que viene, ajustar la ofensiva frente a rivales más calificados. En el fondo y la mitad de la cancha la mano de Alfaro se nota desde lejos, hay solidez en esas líneas.
Este presente está lejos de las casualidades. El crecimiento del fútbol ecuatoriano en cantidad y calidad de jugadores es llamativo. Viene obteniendo resultados a nivel de clubes, con Independiente del Valle a la cabeza. Le faltaba engranar ese trabajo en la selección y con Alfaro encontró el orfebre adecuado. Ahora juega en las ligas mayores y tiene el objetivo en la mira: los octavos de final son cercanos. Premio para un equipo serio, ordenado, que sabe muy bien lo que debe hacer, y que hace rato dejó de lado las presiones propias del miedo escénico. El partido, intenso, sin tantas jugadas de gol, salió como seguramente Alfaro había planeado.