A pesar de lo que implica una derrota en el debut de un mundial, desde afuera se ve un grupo muy sólido desde lo mental. Aun así, es necesario generar actividades para sostener la mentalidad ganadora y la tolerancia a situaciones adversas.
La diferencia del partido frente a Arabia Saudita se dio desde lo estratégico y por cómo el rival se defendió con un bloque medio; con muy poco espacio entre sus líneas y a 40 metros de su arco.
Por la forma de defender, puede haber dado la falsa sensación de que Arabia fue un equipo más intenso y que corrió más que Argentina; solo por el hecho de que ante un bloque defensivo tan corto, todos los jugadores podían llegar mas rápido a la segunda pelota. En cambio Argentina, en ataque, debía hacer circular la pelota hasta encontrar el momento oportuno para filtrar o buscar la espalda de los defensores.
Con respecto a la recuperación, en las primeras 24 horas posteriores al partido es crucial evaluar junto al cuerpo médico, a todos los que participaron del partido y establecer protocolos de recuperación lo más personalizados posibles.
Seguramente habrá algunos jugadores que debido a golpes o dolores propios del contacto, necesiten hacer una sesión previa en kinesiología; quienes hayan tenido menor carga desde lo físico, tendrán una práctica general basada en la movilidad, flexibilidad y desplazamientos a baja intensidad.
Por cómo se desarrollo el partido (con tan pocos metros en la zona activa de juego) algunos jugadores del bloque medio podrían haber acumulado mayor cantidad de desaceleraciones que el promedio de un duelo, lo que implica un mayor grado de fatiga para la cadena posterior (isquiosurales principalmente) y con ello, también es necesario individualizar cargas y protocolos específicos, para acelerar el proceso de recuperación.
En este período también se debe buscar una actividad complementaria para aquellos jugadores que no tuvieron minutos de juego, que podrían haberse realizado de forma analítica inmediatamente post partido (si es que el reglamento de la organización así lo permite).
A las 48 horas, generalmente se pueden incorporar algunos ejercicios tácticos y estratégicos de intensidad media; a veces sin oposición (evitando duelos y disputas) con tiempos de duración con la suficiente densidad como para no generar una alta demanda desde lo neuromuscular y con espacios de interacción reducidos.
Recién en las 72 horas posteriores (que además es un MD-1) usualmente se puede hacer hincapié en situaciones de juego que implican aceleraciones de alta intensidad y acciones de sprint controladas y tiempos de pausa que permitan optimizar la recuperación intraesfuerzo. Por ejemplo situaciones de transiciones en ataque o defensa.
Es fundamental el seguimiento periódico de cada jugador para tener un exhaustivo control en su fase de recuperación y comunicarle este tipo de información al entrenador. De esa manera, tendrá un panorama claro sobre si podrá contar con disponibilidad plena del plantel para el siguiente partido.