La inflación sigue encendiendo las alarmas económicas. Y la reacción natural ante un panorama inflacionario se evidencia en el dólar. La aparente calma que reinaba en el plano cambiario se trastocó en la semana que pasó. El Contado con Liquidación subió 7,7% y el “blue” se reajustó 4,4% en solo cinco ruedas, para alcanzar valores que no se veían desde fines de julio. Adicionalmente, las reservas netas se encaminan a quedar por debajo de los U$S 3.500 millones, perdiendo gran parte de lo acumulado desde la aplicación del dólar soja, señala el reporte semanal de Invecq Consulting. Esto implica que, con la métrica FMI a precios constantes, el Banco Central lleva tan solo U$S 1.200 millones en lo que va del año.
¿Cuánto debe acumular el BCRA para no incumplir la meta con el Fondo? Tras la última revisión, el Central debería mostrar una acumulación de reservas netas a lo largo de este año por U$S 5.000 millones ¿Significa que necesita acumular U$S 3.800 millones netos de acá a fin de año? No necesariamente, advierte la consultora dirigida por el economista Esteban Domecq. Y lo explica de la siguiente manera:
- La propia métrica del FMI permite el cómputo máximo de U$S 3.166 millones de Derechos Especiales de Giro (equivalentes a U$S 4.402 millones a precios del programa especial de Facilidades Extendidas -EFF-) como reservas netas. Se estima que ese stock (a precios del EFF) ronda hoy los U$S 2.777 millones.
- El BCRA debería mostrar una acumulación de divisas por poco menos de U$S 2.200 millones hasta fin de año.
- A su vez, según los trascendidos oficiales aún restarían casi U$S 1.000 millones de desembolsos netos de organismos internacionales, cifra que también está en línea con las proyecciones del propio FMI. De ingresar esos fondos, el esfuerzo de cara a fines de año se vería reducido a una acumulación genuina en el mercado de cambios por U$S 1.200 millones.
¿Puede el Central a razón de U$S 45 millones netos por rueda hasta fin de año? Según Invecq, al ritmo de venta de divisas actual la situación luce muy desafiante: lleva vendidos U$S 1.467 millones desde que finalizó el “dólar soja” (es decir, ya vendió más un tercio de lo que compró en septiembre). Si bien el Fondo podría aliviarle la meta anual por segunda vez, una combinación de mayores restricciones a las importaciones sumado a alguna creatividad cambiaria como la del “dólar soja” para otros sectores podrían terminar de inclinar la balanza a favor del Central. “En resumen, puntualiza la consultora, si bien la situación luce muy desafiante, todavía hay margen para no incumplirla. La principal condición necesaria para ello es que el BCRA detenga abruptamente la dinámica de venta de divisas que muestra en noviembre (hasta ayer llevaba vendidos U$S 969 millones).
En términos de precios domésticos el panorama reviste el mismo nivel de preocupación. El dato de inflación de octubre marcó un 6,3% mensual, confirmando así un promedio de 6% en los últimos nueve meses, lo que resulta en poco más de 100% anualizado. Estos números plantean cada vez más interrogantes ante la meta del 60% anual fijada por el gobierno para 2023, ya que tal objetivo requiere de una inflación mensual promedio del 4%, muy por debajo de la inercia con la que 2022 está terminando. A su vez, la dinámica de los precios regulados, que han avanzado en el año 10 puntos porcentuales menos que la inflación general, exige de una corrección que al momento de realizarse inevitablemente implicará mayor presión sobre el aumento general de precios, sostiene la consultora.
En este contexto, la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total experimentaron la suba mensual más alta registrada desde 2016, con un 9,5% y 9% respectivamente. El encarecimiento de los productos en una dinámica de pérdida de poder adquisitivo ha causado, entre otras consecuencias, que la canasta haya duplicado su valor en menos de un año. Además de las franjas más vulnerables de la sociedad, ¿quiénes son los más afectados? La respuesta de Invecq Consulting lleva directamente hacia la franja de jubilados que, con la mínima que acumula un reajuste del 48% en el año, ha tenido una caída real superior al 16%. E octubre la jubilación mínima ha quedado nuevamente por debajo de la Canasta Básica Total por persona equivalente, reflejando la urgencia por encontrar un freno a la escalada de precios.
En este plano, indica el reporte al que accedió LA GACETA, el Gobierno no cuenta con atajos ni ayuda externa disponible. El problema es local y, por lo tanto, así también debe serlo la solución. “Sin embargo, la señal de tasas ha demostrado ser poco efectiva al estar acompañada por una política fiscal que, si bien en los últimos meses se ha moderado, en gran medida ello es resultado de la aceleración inflacionaria que licúa temporalmente algunos gastos (jubilaciones), de la contención de erogaciones de forma insostenible (transferencias a Cammesa) y de ingresos extraordinarios (como las retenciones derivadas del “dólar soja”)”, puntualiza el diagnóstico. Por el contrario, solo ha logrado una rápida expansión del stock de pasivos remunerados, que ya duplica al total de la Base Monetaria, cuando esa relación era de 1,3 a 1 a principios de año.
En paralelo, la principal herramienta para combatir la inflación es una reedición del control de precios, anticipando que el éxito será casi nulo y acotado en el tiempo. “Es por esta falta de respuesta, junto con los desequilibrios de precios relativos generados, sumado al riesgo monetario que se encuentra al menos latente en los pasivos remunerados, que se espera no solo una inflación cercana al 100% para este año, sino peor aún, no se observan fundamentos que mejore ese resultado hacia 2023”.